Convivamos o no todos los días con animales, conocemos sus gestos y rituales. Especialmente porque nos suelen llamar la atención cosas como ver a un perro levantar la pata para hacer pis, a un pájaro torcer la cabeza mientras nos mira o a un gato tumbarse plegando las patas. Comportamientos que nos resultan tan curiosos como graciosos pero que de los que no solemos entender la finalidad. Ninguno de ellos es casualidad: los perros se valen de esa postura para esparcir mejor su orina, los gatos para ahorrar energía y calor, y las aves para poder apreciar mejor las distancias y la profundidad.
No sólo los códigos de las mascotas nos son familiares, gracias a los documentales también sabemos que los pingüinos caminan con las alas abiertas, aunque no puedan volar, y que los elefantes enrollan sus trompas con otros, sin entender muy bien por qué. Explicamos el sentido de algunas de las costumbres más curiosas del reino animal.
Los gatos y los perros tienen unos ritos muy suyos. Se trata de dos especies históricamente ligadas al ser humano en el ámbito doméstico, por lo que hace tiempo que nos acostumbramos a sus manías y las hicimos parte de nuestra cotidianidad. Pero ¿entendemos bien por qué las hacen? Captamos los maullidos y los ladridos como llamadas de atención, pero la comunicación y adaptación al entorno de estos animales tiene bastante más que ver con el lenguaje corporal, y a través de sus posturas puedes comprenderles más a fondo.
Sabemos que los perros están contentos cuando mueven la cola de un lado al otro, que están tristes cuando están encorvados y que quiere jugar cuando muestran el abdomen. También somo conscientes de que son un poco ‘especialitos’ a la hora de miccionar, sobre todo los machos, que hacen todo un ritual del acto de orinar. Esto nos da una pista de que no solo eliminando residuos de su cuerpo, sino que están comunicándose con otros perro marcando el territorio.
Mediante la micción mandan un mensaje a otros perros dejando constancia de su dominio territorial y su condición de macho. Y de ahí la importancia de levantar la pata, puesto que permite al perro rociar lo más alto posible su orina para que se disperse por el aire y quede impregnada a una altura donde es más probable que otros perros capten el olor. Por eso también buscan superficies verticales, como un árbol o un poste, para que la señal sea más duradera. No obstante, la práctica de levantar la pata tanto para hace una señal en una zona alta, tiene como objetivo hacer creer a otros perros que son un animal de más tamaño de lo que son realmente.
Los gatos tienen fama de ser aún más enigmáticos y sus dueños no llegan nunca a comprender del todo sus posturas y comportamientos. En la mayoría de casos suelen parecer unos animales holgazanes, que se tiran todo el día tumbados, pero cierto es que gestionan magistralmente sus dosis de energía, reservándolas para cuando necesiten hacer alguna acrobacia felina debido a un peligro.
Por eso los gatos suelen escoger uno o varios lugares de la casa favoritos, donde se sientan seguros (debajo de algún mueble, sobre ropa o tu propio regazo) y allí se colocan en ‘modo ahorro’. Una postura un tanto curiosa, que consiste en tumbarse sobre sus propias patas, plegándolas hacia dentro del cuerpo. Una investigadora de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de California, Mikel Delgaldo, explica que en términos generales cuando un gato hace esto “está relajado, no se está preparando para defenderse o huir”.
Tumbarse de esa forma les permite preservar el calor mejor, según Delgado. Los gatos siempre buscan una zona termoneutral para el cuerpo, un rango de temperatura en el cual no necesiten estar gastando energía para refrescarse o calentarse, por ello suelen recoger las patas cuando se tumban o directamente hacerse un ovillo cuando se duermen. Porque quizás los tilden de vagos, pero desde luego los gastos saben gestionar con eficiencia y astucia su energía vital.
Fuente: Cooking Ideas