Hermosillo, Sonora.- Desde muy temprana edad, Julián Islas sabía a lo que quería dedicarse cuando fuera grande: la música, específicamente la guitarra clásica, a la cual considera “el instrumento más poético que hay”, y que puede capturar sentimientos como amor o tristeza, fantasías o pensamientos.
Actualmente, a sus 24 años, el joven hermosillense ya es egresado y especializado de la Universidad Mozarteum de Salzburgo, Austria, la mejor del mundo en cuanto a enseñanza musical, y se dedica tanto a ofrecer conciertos como a formar a otros interesados en aprender de él.
Su repertorio incluye desde música del Renacimiento hasta la contemporánea, y se ha presentado en diferentes ciudades en México, así como en Estados Unidos, Austria, Hungría y España.
En su más reciente visita a Hermosillo, Julián habló con Proyecto Puente acerca de sus inicios en la música, su desarrollo como artista en los seis años que tiene viviendo en este país europeo y su futuro junto a su guitarra.
Así inició su interés por la música
Recordó cómo fue que creció junto con la música que ponían sus papás y abuelos, así como la variedad de géneros que escuchaban, hasta que llegó el momento en que tocó una guitarra por primera vez.
“Siempre les ha gustado mucho la música, desde ópera, rock, clásica; mi primer contacto con la guitarra fue en casa de mi abuela, siempre hubo una guitarra que nadie tocaba y un día me entró la curiosidad, le agarré, me puse a tocar y ya no la solté”, relató.
Cuando tenía alrededor de 8 años, un pequeño Julián llegó a la Universidad de Sonora para tomar sus primeras clases de guitarra, empezando con música mexicana de tríos como ‘Los Panchos‘, hasta que llegó con el maestro David García, a los 11 años, para hacer el cambio a la guitarra clásica.
Acerca de la diferencia entre ambos estilos, Islas explicó: “La línea es más o menos ambigua, pero básicamente en la guitarra clásica nos dedicamos de una manera más académica a la interpretación de cierto tipo de música, de compositores como Bach, Scarlatti o Vivaldi, que requiere, digamos, otro tipo de acercamiento”.
Uno de los referentes del instrumento para el joven artista es el español Andrés Segovia, considerado el padre de la guitarra clásica moderna, y de quien mencionó quedó impresionado al encontrar su música en internet.
“Me causó mucha impresión la manera en que él, con un instrumento tan pequeño como la guitarra, que no es tan ruidoso como el piano o como una orquesta, podía hacer tanta variedad de sonidos; creo que eso fue lo que me motivó en ese momento”.
Su meta: Mozarteum en Salzburgo, Austria
Julián aseguró sentirse afortunado y agradecido de que siempre tuvo claro que la música era el camino que quería tomar para su vida, además de que siempre tuvo el apoyo de su familia.
Pero ¿cómo fue que decidió estudiar en esta importante institución?
El joven de 24 años relató que alrededor de 2015, cuando tenía 16 años, conoció al profesor chileno Felipe Celis, quien ofreció un concierto en Hermosillo, y que había estudiado en esta universidad, y lo instruyó en el mundo de Eliot Fisk, otro reconocido exponente de la guitarra clásica y que fue su profesor en Austria.
“Me di cuenta de que la manera en que él aborda la guitarra resonaba mucho conmigo y empecé a admirarlo mucho, no solo como él toca, sino su visión del instrumento, de la música y del arte; me convencí de que quería estudiar con ese profesor”, detalló sobre Fisk, objetivo que cumplió cuando llegó a estudiar a la prestigiosa escuela.
El Mozarteum concentra la universidad, orquesta, fundación y una sala de conciertos, todos ubicados en Salzburgo, en memoria del hijo pródigo de la ciudad austriaca: Wolfgang Amadeus Mozart.
“Es un referente mundial para la música clásica, es un centro muy importante, tanto la universidad como la fundación, se dedican a preservar, por ejemplo, partituras, hacer investigaciones y a fomentar este tipo de actividades”, agregó el entrevistado.
Para poder ingresar a esta importante escuela, Julián hizo diferentes pruebas, desde tocar un pequeño concierto frente a un jurado de expertos, como un examen teórico y auditivo, para asegurarse de que los aspirantes tienen el nivel requerido, reto que, si bien fue “estresante y difícil”, el joven sonorense superó exitosamente.
Islas compartió que tanto en clases como en su vida fuera de la universidad pudo vivir una gran experiencia, compartiendo con personas de todo el mundo, además de destacar el nivel educativo que hay en el Mozarteum, y describir las dificultades a las que se enfrentó lejos de casa, como el clima y el idioma.
“Yo siempre digo que en Austria he aprendido tanto de la guitarra como de otras cosas, de la vida, porque es una cultura completamente diferente y como quiera se batalla, uno tiene que adaptarse allá.
Hay maestros estrictos, hay otros no tan estrictos, hay un poquito de todo, pero en general el nivel es muy alto, aunque unos aborden la música de otra forma, el nivel no deja de ser muy alto porque la universidad es una de las mejores”.
Además del estadounidense Eliot Fisk, quien fue alumno de Segovia, a quien Julián tanto admira, el joven hermosillense tuvo la oportunidad de ser instruido por otros profesores de renombre como Marco Tamayo y Cecilio Perera, por mencionar algunos, que influyeron en su interpretación y estilo.
Su futuro como guitarrista clásico
Si bien el artista ya terminó sus estudios, considera que siempre está la posibilidad de seguir superándose al mejorar en lo que hace, que es dar conciertos y enseñarles a otros sobre la belleza de la guitarra clásica.
“Lo que intento es conectar las obras de cierta manera (en sus presentaciones), a través de las tonalidades, o del carácter, muchas otras cosas, es la forma que el artista le quiera dar, escoger ciertos compositores de ciertas épocas”.
Su objetivo es ampliar el repertorio de la guitarra clásica a través de la colaboración con compositores y la transcripción de música de otros instrumentos, para hacer que esté aún más presente en las salas de conciertos del mundo.
Sobre el porqué las personas podemos darle una oportunidad a este estilo de música, Julián compartió lo siguiente, además de enviar un mensaje a quienes deseen seguir sus pasos:
“Yo creo que la música clásica en general es muy bonita, pero específicamente de la guitarra, creo que no hay un instrumento más poético, que pueda capturar fantasías o pensamientos, tristeza o amor”.
“Es un instrumento que de verdad te embruja, tiene la cualidad que el sonido se produce directamente de las yemas de los dedos, entonces es un sonido muy directo y puro, por eso siento que siempre cautiva mucho al público”, concluyó el artista.
Julián Islas en su más reciente presentación en Hermosillo.
Para conocer más sobre su trabajo, puedes ingresar a sus perfiles de Facebook y YouTube.