El triunfo de Fátima Bosch, representante de México, en Miss Universo 2025 —celebrado en Bangkok, Tailandia— provocó una ola de reacciones negativas entre sectores del público local, tanto dentro del recinto como en redes sociales, donde comenzaron a circular contenidos ofensivos dirigidos a la ganadora.
Tras la coronación, un grupo de usuarios tailandeses difundió videos en los que hombres aparecen caracterizando de forma burlesca a Bosch y recurriendo a estereotipos denigrantes hacia las mujeres mexicanas.
Entre los casos más citados se encuentra el de Trần Gia Huy, quien compartió grabaciones en las que un actor, disfrazado como “mexicana”, reproduce escenas vinculadas con labores domésticas, como cocinar o servir la mesa, acompañadas de referencias explícitas al estereotipo de “sirvienta”.
Para usuarios mexicanos, este tipo de representaciones constituyen expresiones claras de xenofobia y machismo.
La difusión de estos contenidos generó malestar entre miles de personas en México, quienes se manifestaron en plataformas como X, Facebook e Instagram para exigir respeto y denunciar los mensajes discriminatorios.
Muchos de ellos enfatizaron que, pese a los ataques, la corona de Bosch es legítima y el resultado del concurso no puede ser alterado.
Organizaciones y figuras públicas mexicanas se sumaron a los llamados para detener la propagación de discursos ofensivos.
Aunque pidieron no generalizar la conducta de un sector minoritario de usuarios tailandeses, reconocieron que la polémica reveló una tendencia preocupante en el entorno del certamen, especialmente tras la tensa recta final entre la delegación mexicana y la anfitriona.
La hostilidad no se limitó al ámbito digital. Durante la final, celebrada en la Impact Arena ante más de diez mil asistentes, los abucheos y expresiones de desaprobación se hicieron evidentes cuando se anunció la victoria de México.
Entre el público tailandés circularon acusaciones de “favoritismo”, “resultado arreglado” y “corona comprada”, las cuales se intensificaron porque la representante local, Praveenar Singh, era considerada la gran favorita.
El clima de tensión había aumentado días antes debido a declaraciones de Nawat Itsaragrisil, un influyente directivo del medio del entretenimiento tailandés, quien insultó públicamente a Bosch llamándola “tonta” en una transmisión previa.
Sus comentarios fueron vistos como un detonante adicional de la crispación entre ambas delegaciones.
La controversia ha reabierto el debate sobre la vigencia de estereotipos dañinos en concursos internacionales, los límites del humor en las redes sociales y el impacto de la xenofobia y el machismo en la percepción pública de las mujeres.
La representación de la mujer mexicana como “sirvienta” o “cocinera”, señalaron internautas y especialistas, perpetúa prejuicios culturales que trascienden fronteras digitales.
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Mientras algunos ciudadanos tailandeses expresaron su desacuerdo con la reacción de sus compatriotas y llamaron a no generalizar comportamientos aislados, usuarios mexicanos reiteraron que ningún ataque en línea puede desmerecer la victoria de Fátima Bosch ni lo que representa para la imagen de México y la participación femenina en escenarios globales.


