“La crisis como algo necesario en todo cambio”
Sin duda el ambiente es algo muy importante para el bienestar del ser humano.
En estos tiempos como en los anteriores, ha existido la polaridad, porque vivimos en un mundo dual donde hay un polo positivo y uno negativo, frío y calor, bueno o malo, dulce o amargo, oscuridad o luz, blanco y negro, noche y día, masculino y femenino, lento y rápido; en otras culturas le llaman yin–yang.
Esto representa y nos recuerda de alguna manera el trabajo que ocupamos realizar para crear y mantener el equilibrio dentro de nosotros mismos.
El ser humano acumula contenido mental según las experiencias, que influye para que la persona se percate o no, totalmente del contexto, de lo que es, de su propio desarrollo.
Las ideas y creencias son mediadoras que van a guiar y mantener la restricción identificatoria de la conciencia, según sea el caso, y actúan en algunas ocasiones como modelos limitadores de quienes creemos ser.
Nuestra mente está llena de ideas con las cuales nos identificamos sin saberlo, por lo que podemos estar habitualmente en un estado hipnótico, y desde ese estado de trance, manifestarnos como “pensamos qué somos” mediante esas ideas y creencias con las cuales nos identificamos.
Siddharta Gautama, el Buda, dice que “somos lo que pensamos”. Esto es: todo lo que somos surge de nuestros pensamientos. Lo que quiere decir que hacemos y sostenemos el mundo con nuestro diálogo interno.
Qué gran oportunidad tenemos, pero ¿qué tanto nos damos cuenta de esto? ¿Qué rumbo llevamos? Si no es el que quieres, lo puedes cambiar.
Desde nuestro modelo de concepción del mundo, cada día se menciona y reconoce más cómo hay una influencia directa del pensamiento en la construcción de lo que ahora somos
Pero hoy es necesario darnos cuenta de ¿qué tanto lo que pensamos nos ayuda a ser lo que queremos ser? O si nuestro pensamiento está en la dirección que queremos ir.
Porque pudiera suceder que tengamos muy buenos proyectos, pero que nuestras creencias sean: “no va a funcionar”, miedo al fracaso, “no hay manera”, y el dialogo interno, el “no puedo”, “me gustaría, pero ni al caso”, “ni para que lo intento”.
Así que tenemos una buena tarea: darnos cuenta de esto e iniciar el cambio, ya que estos procesos mentales son resultado del condicionamiento que inicia desde nuestra llegada a este mundo.
Aprovechemos, pues: ¿será necesaria una des-identificación?
Primeramente, hay que eliminar y cambiar ese contenido mental condicionado que nos impide llegar, hay que darle la dirección hacia dónde queremos llegar, enfocando nuestros pensamientos.
¡Silencio! ¡Escuchémonos más!