Un urólogo de Beverly Hills creó una prótesis para aumentar el tamaño del pene, pero causa muchísimos efectos adversos.
Penuma es una especie de prótesis diseñada y colocada por el especialista James Elist en su clínica en California, para agrandar el miembro masculino.
El dispositivo consiste en una especie de bloque de silicona que se inserta en el pene a través de una inserción.
Dada la ubicación del establecimiento, sus pacientes suelen ser hombres con un alto nivel económico.
Sin embargo, la protesis no cumple lo que promete y puede dañar a los pacientes.
Otro de los principales problemas es que no informan adecuadamente a los pacientes por una clara falta de transparencia que incluso roza el delito.
Muchos se arrepienten de haber recurrido a Penuma, pero ya es demasiado tarde para hacerles ver que el tamaño del pene no importa.
Como se debe hacer antes de cualquier intervención, los pacientes de Elist tenían que firmar un consentimiento donde informan sobre los riesgos de la intervención.
Sin embargo, según declararon algunos pacientes operados, el médico entregaba el formulario después de anestesiarlos hombres, cuando estaban demasiado confundidos para entender lo que leían.
Además, a los pacientes extranjeros se les daba el formulario en inglés.
Todo esto se ha dado a conocer por el incumplimiento de varios pacientes de una de las cláusulas del contrato: no contactar con otros médicos.
Y es que, al experimentar que algo no iba bien con Penuma, varios pidieron cita con urólogos como el doctor Thomas Walsh, cuyas declaraciones se recogen en el artículo de ProPublica.
Este médico trató a pacientes del doctor Elist con síntomas como dolor al orinar o tener relaciones sexuales, supuraciones o rotura de los implantes.
Además, cuando se retiró el implante, la mayoría de los pacientes comprobaron que el tamaño de su pene se redujo por debajo del que tenían antes.
Entre los problemas que hubo fue que Elist se aprovechó de los complejos con el tamaño del pene de muchas personas para poder enriquecerse.
También, que su invento no se probó adecuadamente para comprobar que, al menos, es seguro.
Y, finalmente, si existe un urólogo que realiza intervenciones de este tipo debe actuar como médico, no como vendedor.
Dado que Penuma era un invento del propio Elist, su principal objetivo era que los pacientes quisieran ponérselo, a pesar de que eso implica una transparencia nula y el total olvido del juramento hipocrático.
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