Por Juan Pedro Maytorena
Hermosillo.- “Quiero seguir viviendo y seguir hacia adelante con buena salud, vivir correctamente, trabajando, ganando mi propio dinero como es debido, esa es ahorita mi ambición”, afirma Juan Antonio Alguate Bacasegua, quien se distingue de la población hermosillense por estar desprovisto de sus piernas.
El joven de 27 años, originario de El Fuerte, Sinaloa, relató que no ha tenido la suerte de encontrar oportunidades para poder sobresalir. Juan vive en la capital sonorense desde hace casi nueve años y en ese tiempo pasó por diferentes empleos.
“He buscado, pero no he tenido la oportunidad, o no me la han dado, y pues ni modo tuve que buscarle de otra manera, esto es lo que me tocó vivir, por eso pido ayuda, con lo que las personas me dan con eso sobrevivo”.
Alguate Bacasegua no se queja de la gente en ese aspecto, porque ha sido caritativa, y buscando siempre obtiene para lo que necesita, aunque no le alcance para todo sí cubre lo indispensable.
Juan Antonio nació con una malformación congénita, pero él no percibe su situación como una condición extraordinaria, y se ve a sí mismo como una persona capaz de hacer todo normalmente. También, el joven confiesa que no lo han contratado porque no lo ven como alguien que puede trabajar independientemente y siempre consideran un problema el que no pueda caminar o desplazarse como los demás.
“En cierta forma esta situación, como la vivo desde mi nacimiento ya es algo normal, me considero una persona común, al fin y al cabo, soy completamente independiente y hago todo normalmente como cualquier persona lo haría y es por eso que no considero que para mí sea un problema, aunque para otras personas sí”, detalló.
Juan Antonio llegó al poblado Miguel Alemán cuando tenía 17 años, en un camión de jornaleros que se dirigían a Sonora con la esperanza de mejores condiciones de vida que las que tenía en su lugar de nacimiento, en dónde los únicos lugares eran campos de cultivo de marihuana como apuntador.
“Es muy diferente la vida aquí, allá en El Fuerte sí se batalla y en cierta forma no se haya nada, ni siquiera para comer y el lugar en dónde yo vivía, el único trabajo es con la marihuana y yo pues no podía, no quería y no me gustaba, tuve la oportunidad de venir al poblado Miguel Alemán a trabajar en los campos de ahí, después de cuatro meses vine a Hermosillo, y pues aquí está mucho mejor, por lo menos aquí no me muero de hambre como en otros lados”, narró.
Su trabajo en el campo de apuntador no lo satisfacía, ya que ahí el poco tiempo que trabajó únicamente lo empleaban para supervisar sin moverse de un solo lugar.
Aunque Juan Antonio cuenta con amigos aquí en Hermosillo, no tiene familiares directos a quienes pueda acudir, por eso considera a sus amigos como su familia. Con respecto a sus padres, solamente contestó que “ha andado solo todo el tiempo”.
Alguate Bacasegua agradeció a todas las personas de la capital sonorense por su amabilidad desde que llegó, ya que lo han ayudado y hecho sentir seguro, “es gracias a toda la gente que me ha tendido la mano que sigo vivo”.
Juan Antonio estudió solamente hasta segundo grado de preparatoria, pero siempre le ha llamado la psicología, y la carrera ha sido su más grande sueño.
Para brindar apoyo, pueden encontrarlo en la Farmacia Guadalajara, ubicada en la colonia Centenario, entre Reforma e Hidalgo y también frecuenta la casa de su amigo Humberto, mejor conocido como Cindy, situada entre Melchor Ocampo y Tehuantepec, con número 24, en la colonia Centenario.