Rogelia blanco, una mujer de 85 años y oriunda de Galicia, España, se enfermó de Covid en un centro geriátrico. El pasado 13 de enero, le comunicaron a sus familiares que había muerto, pero “resucitó” diez días después.
Como es protocolo en España, Rogelia fue enterrada en un ataúd sellado. Los días pasaron y los allegados recibieron una llamada inesperada. Una voz nerviosa dejó sin habla al que contestó el teléfono.
“Rogelia está aquí”, dijo. “Entonces, ¿a quién enterramos el otro día?”, respondió el familiar.
Rogelia no murió
De esta forma, se confirmó que la mujer no solo no había muerto, sino que también superó el coronavirus. Esta historia se publicó este lunes en el Diario el País.
El marido de la mujer, Ramón, seguía llorando la ausencia de su compañera de vida hasta que se enteró de la noticia.
Historias en contraste
La felicidad que invadió a la familia de Rogelia contrasta con la de otros. Conchita, su compañera de cuarto, sí murió por el coronavirus y fue ella quien fue sepultada por una familia que no era la suya el pasado 14 de enero.
La Fundación San Rosendo, que gestiona la residencia San Bartolomeu de Xove, donde se cruzaron los destinos de ambas ancianas, lamenta lo que califica como un “desafortunado incidente”.
Las identidades de las pacientes se intercambiaron luego de que ambas fueron trasladadas desde el geriátrico de Xove a otro de Pereiro de Aguiar.
Rogelia y conchita compartieron ambulancia en un accidentado trayecto, en el que tuvieron que cambiar de vehículo por una falla. Finalmente las instalaron en el mismo cuarto.
Fue la confusión de identidades la que llevó a que los médicos de Pereiro de Aguiar, que acababan de conocerlas, informaran de la mala evolución de Conchita a los parientes de Rogelia, y viceversa.
¿Cómo se descubrió el error?
El error salió a la luz porque la mujer que creían Conchita, pero era Rogelia, sobrevivió al Covid. Con el alta regresó a la residencia de Xove y ahí la reconocieron. El caso todavía se está investigando.
Información tomada de www.yucatan.com