Columna Desde la Polis
Frente a la pregunta de cómo rescatar a Sonora, no existen las fórmulas mágicas ni tampoco una llave maestra que abra todos los candados; sin embargo, hay un punto de partida que es esencial en la ruta hacia la regeneración de nuestro estado. Debemos identificar bien dónde comenzó el problema porque es ahí es donde deberá iniciar también la cura: el fortalecimiento al Estado de Derecho.
Pero en Sonora hay muchísimos problemas, dirían algunos. Y así es… pero no debemos caer en el error de confundir orígenes con consecuencias. La inseguridad, por ejemplo, no se combate sólo con más policías, patrullas y armamento. La realidad que tanto nos lacera es efecto de una causa con orígenes en los pactos irresponsables entre la ley y la criminalidad, entre la tentación y el erario, entre la incapacidad y las promesas vacías. ¿Hoy atravesamos una crisis económica? Claro, también estamos en un punto históricamente bajo de inversión extranjera en Sonora; pero, ¿Quién va a confiar en un estado con las condiciones que tiene el actual, donde piden moches para hacer desarrollos o cuando no se puede transitar por las carreteras? ¿Qué atravesamos una crisis sanitaria? Cómo no; ignoro en cuántos lugares del planeta, un gobernante designa como titular del sector salud a su cuate, un contador público. Tampoco sé por qué pidieron mil quinientos millones de pesos de deuda (que irresponsablemente aprobaron nuestros próceres en el congreso local) y no se dónde se han visto reflejados. ¿Y los 520 millones de pesos especiales para equipo e infraestructura hospitalaria en el contexto de la pandemia? Pues bien gracias. Otra pregunta retórica: ¿Por qué según las encuestas de percepción que levanta el INEGI, la ciudadanía percibe a su gobierno estatal como uno corrupto y no confiable? Y no comienzo con el sector educativo y su profunda crisis porque no me alcanzaría la plana de este periódico. Vaya manera en la que se desprecia la inversión más importante de cualquier sociedad: el conocimiento. Trátese de salud, de desarrollo económico, de educación, de seguridad… la rampante corrupción y la prostitución de la legalidad, nos han dejado a los ciudadanos como minusválidos sociales. Por eso, antes de fantasear con milagrosas utopías tecnológicas o económicas, se deben sentar las bases de justicia social.
Justicia para la gobernabilidad
En mi anterior reflexión dije que quien gobierne a partir del año entrante, debe rehuir la tentación de reunirse de aduladores (esos con las manos muy hinchadas de tanto aplaudirle al jefe) y echar mano del talento estratégico de potenciales servidores públicos que tengan la responsabilidad de darle sentido al rescate del Estado de Derecho en nuestra entidad. Este grupo especializado (“Los Intocables”) debe estar conformado por hombres y mujeres con las siguientes características: deben tener un sentido del honor, deben ser patriotas, deben ser leales y por último -pero no menos importante- deben contar con las más altas credenciales. Atrás deben quedar los días en los que se le encargaba la lucha anticorrupción a los cuates, a los ineptos o a los cómplices. Este grupo de intocables comenzaría a actuar, como dije, una vez que se instaure un gobierno del cambio en Sonora. Ellos deberán contar con todo el respaldo de la Fuerza del Estado para poder limpiar los cuerpos policiacos, los ministerios públicos y la Fiscalía. En la actualidad, funcionarios que intentaran hacer esto se quedarían muy rápido sin trabajo o bien, los podrían sencillamente matar. En esto consiste la Fuerza del Estado: en la posibilidad de que, teniendo un gobernador que no es amigo de la ilegalidad (ni la cuatrera ni la empresarial), no se aviente al matadero a las mejores promesas para iniciar el proceso de restauración de la justicia en Sonora. Es tal el nivel de descomposición, de mañas, de malos ejemplos de las cabezas, que esta es una tarea complicada, pero lejos de ser imposible. Se logró en Brasil, en Colombia, en Italia… y del primer mundo ni hablo.
Lo anterior sólo es procuración de justicia; ¿Qué pasa cuando la inmensa mayoría de ciudadanos, que no tienen palancas ni influencias corruptoras, se enfrentan con piso disparejo ante malos jueces? Sobreviene la injusticia… y es en estas condiciones cuando más fértil es el terreno donde florecerá el caos, la violencia, el atraso y la peor pandemia de todas: la de la desesperanza. Por lo tanto, este grupo blindado de élite también deberá hacer equipo con los mejores elementos del Poder Judicial local (los hay) para comenzar la depuración, tenga que caer quien tenga que caer. Nada de andar dejando elementos claves para que prevalezca la impunidad de malos gobiernos.
Las figuras cómplices que han sido protagonistas en el desgaste de la procuración y administración de la justicia tienen largos rastros de irregularidades financieras, de flagrantes faltas a su deber (algunos incluso con denuncias y/o quejas) y por lo tanto, sería casi imposible que resistieran auditorías financieras o profesionales. Es hora de entrarle en serio a esto.
El autor es Presidente Fundador de CREAMOS México A.C. y especialista en políticas públicas por la Universidad de Harvard. jesus@creamosmexico.org
@AcunaMendez