Hermosillo, Sonora.- El Grupo Comunitario de Vigilantes Ambientales y Centro Prescott fueron los encargados de retirar a la ballena muerta que apareció en la costa de Bahía de Kino el 30 de marzo; la remolcaron con una panga durante casi dos horas, mar adentro, para librar a los habitantes de un fuerte foco de infección.
Cosme Damián Becerra, quien también es integrante del Grupo Tortuguero de Bahía de Kino, narró que, aquel lunes, se enteraron por medio de una fotografía de que esta ballena gris macho de 11.6 metros, cerca de 40 toneladas y que se encontraba en avanzado estado de descomposición, estaba por llegar a la playa para quedarse varada.
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“Estaba en la playa de Santa Rosa, abajo del Rancho Dos Palmas, al sur de Punta Chueca”, explicó Cosme sobre la primera vez que supieron de la ballena, “al día siguiente, supimos que ya estaba acá en la punta del Cerro Prieto, una persona le mandó la información a una compañera y nosotros fuimos a identificarla, el 30 de marzo a las cinco de la tarde”.
Entonces, el Grupo Comunitario y el Centro Prescott dieron aviso a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y a Capitanía de Puerto, autoridades con las que se coordinaron para realizar el remolque al día siguiente.
“El 31 de marzo, estuvimos las dependencias y nosotros decidiendo la metodología para retirar esa ballena de ahí”, detalló Becerra, “porque no se podía quedar en la playa y, si se quedaba, se tendría que hacer un hoyo muy grande para enterrarla y de todas formas sería un foco de infección, tendríamos que remolcarla a algún lugar desolado en el monte, pero sería otro problema”.
La decisión final fue remolcarla mar adentro, para que las olas se la llevaran. Ese día, narró Cosme, el viento que venía del noroeste estaba muy fuerte y el oleaje se encargaría de retirarla a algún lugar despoblado.
“Después de tomar la decisión de ir a remolcar esa ballena mar adentro”, agregó Cosme, “tuvimos que tomar medidas más rápidas porque, si nos tardábamos más, iba a llegar a la playa e iba a ser más difícil sacarla ya varada.
La Conanp iba a meter su embarcación, pero tuvieron contratiempos y no pudieron echarla, pero nosotros ya estábamos en el agua y nos encargamos de eso”.
Gregory Smart, Héctor Pérez y Jordan Ellison integraron el equipo de remolque junto a Cosme, quien luego explicó: “Usamos la panga de Prescott y estuvo un poco difícil, porque la ballena estaba llena de grasa y se resbalaba y también teníamos al viento; batallamos como una hora o 40 minutos para poder amarrar la ballena y jalarla para afuera”.
De hecho, la ballena sí llegó a la playa, pero todavía alcanzaba a moverse un poco, contó Cosme y, con la misma embarcación, la empujaron usando la proa, poniéndola en la panza del mamífero para que volviera a flotar un poco y poder amarrarla de la cola.
Cuando lo lograron, avanzaron a un ritmo de 3.2 kilómetros por hora, luchando contra el oleaje y el viento, mientras decenas de gaviotas sobrevolaban el cuerpo de la ballena, picoteándola. Durante casi dos horas, pudieron remolcarla a una distancia de entre 7 y 8 kilómetros de la playa.
“Nosotros, íbamos como siempre ‘sacando cura’ de todo… con el olorcito”, rió Cosme.
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En su Facebook, Cosme publicó una serie de fotos y videos acerca de la hazaña que fue remolcar a un mamífero de estas dimensiones. Históricamente, han reportado tres varamientos de ballenas en la región a la Red de Varamientos de Mamíferos Marinos.
“Dos varamientos de ballena gris fueron en territorio Comcáac -una de ellas era una cría- y la tercera, es esta que acabamos de tener”, dijo Cosme, quien agregó que también han registrado tres avistamientos vivos de esta especie en la región.
En la misma publicación de Facebook, Héctor Pérez comentó que se hizo una revisión superficial de la ballena para tratar de encontrar evidencia sobre pesca o colisión con alguna embarcación, para determinar su causa de muerte, sin embargo, no hubo hallazgos.
“Asimismo, la ballena presentaba muy buena condición corporal, no parecía haber estado emaciada (flaca), así que no fue posible determinar la causa de muerte. En cuanto a su edad, lo que pudimos saber fue que se trató de una ballena gris macho, adulta, que midió 11.6 metros de largo.
Una lástima este varamiento, nos hubiera gustado verla viva, ya que nosotros sólo tenemos tres registros vivos de esta especie en la región”, concluyó.
Cosme agregó, entre risas: “Es curioso que hasta ahora hayamos hecho público esto, porque aquel día, dije: ‘Capaz que vuelva a llegar a la playa y haya sido en vano’; pero como hasta ahorita no hemos tenido reportes sobre dónde está y las corrientes están bien fuertes, así que se ha de haber ido.
Habrá que ir a ver dónde quedó, esperemos que se haya ido lejos, a un lugar despoblado”.