El secreto fue el eje central de los preparativos del Pentágono para la Operación Martillo de Medianoche, el ataque perpetrado este sábado contra las instalaciones nucleares de Irán por orden del presidente Donald Trump.
Según confirmaron el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, se implementaron múltiples tácticas de distracción para evitar filtraciones y garantizar el factor sorpresa.
Se trata de la primera intervención militar directa de Estados Unidos en suelo iraní desde la Revolución Islámica de 1979. La operación, que fue concebida “hace meses”, según fuentes militares, se mantuvo bajo estricta confidencialidad. Apenas un grupo reducido de altos mandos estaba al tanto del plan, que se aceleró tras el ataque israelí del 13 de junio a objetivos estratégicos en Irán.
Ataque coordinado y sigiloso
El despliegue comenzó oficialmente a las 18:40, hora de Washington (02:10 en Teherán), con el lanzamiento de bombas antibúnker GBU-57 desde siete bombarderos B-2 sobre las instalaciones subterráneas de Fordow. A estas acciones siguieron ataques similares en Natanz, mientras que una lluvia de misiles Tomahawk —más de 30— fue dirigida hacia Isfahán, donde Irán almacena parte de su arsenal balístico de largo alcance.
Para garantizar el sigilo, horas antes del ataque se utilizó un señuelo: otro grupo de bombarderos B-2 fue enviado en dirección al Pacífico, en una ruta visible para los satélites y rastreadores civiles, simulando una operación rutinaria. Mientras tanto, los B-2 operativos tomaban rumbo contrario, en modo furtivo, hacia el este.
La ofensiva, que concluyó a las 19:05, movilizó a un total de 125 aeronaves estadounidenses, entre bombarderos, cazas, aviones de vigilancia y de reabastecimiento. En total se lanzaron 75 proyectiles, incluyendo las 14 bombas GBU-57 que impactaron Fordow y Natanz.
“Daño extremadamente grave”
Aunque la Casa Blanca no emitió ninguna comunicación oficial durante el desarrollo de la operación, el general Caine señaló que las instalaciones iraníes sufrieron “daños extremadamente graves”. Aun así, advirtió que será necesario más tiempo para evaluar con precisión la magnitud de la destrucción. Por su parte, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) no ha detectado radiación significativa fuera de los complejos, lo que podría indicar que los daños no alcanzaron material nuclear expuesto.
“Parece que no nos vieron. Logramos mantener el elemento sorpresa”, dijo Caine en rueda de prensa. También aclaró que Israel no participó en esta ofensiva, aunque sí reconoció que los ataques israelíes anteriores habían debilitado los sistemas defensivos de Irán, lo que facilitó la operación estadounidense.
Un ataque sin aviso al Congreso demócrata
Hegseth afirmó que se cumplieron los protocolos de notificación al Congreso establecidos por la ley, aunque reportes de CNN indican que únicamente fueron informados legisladores republicanos. La decisión se concretó apenas 48 horas después de que el propio Trump anunciara que se tomaría dos semanas para decidir sobre una posible intervención militar, una declaración que ahora parece haber sido parte del operativo de distracción.
Durante el ataque, el presidente Trump se encontraba, públicamente, en una reunión con su Consejo de Seguridad Nacional en la sala de crisis de la Casa Blanca. La Casa Blanca notificó a la prensa que no habría más actividades oficiales ese día, sin hacer alusión a lo que ocurría en Medio Oriente.
Mensaje de Trump y advertencia de Vance
Tras la operación, el vicepresidente J.D. Vance declaró en el programa Meet the Press que el programa nuclear iraní quedó “gravemente afectado” por los bombardeos y aseguró que Estados Unidos “no está en guerra con Irán, sino con su programa nuclear”.
Por su parte, el secretario de Defensa Hegseth insistió en que Estados Unidos “no busca una guerra”, pero advirtió: “Actuaremos de manera rápida y decisiva cuando nuestra gente, nuestros socios o nuestros intereses se vean amenazados”.
Vance hizo un llamado al gobierno iraní para que abandone sus actividades de enriquecimiento de uranio y retome el camino diplomático: “La paz sigue siendo posible”, afirmó.
La comunidad internacional, sin embargo, observa con creciente preocupación este nuevo episodio en el conflicto entre Estados Unidos e Irán, cuyo alcance —militar y geopolítico— aún está por definirse.
Con información de El País