Por primera vez, una misión espacial de la NASA logrará traer de vuelta una muestra de asteroide a la Tierra, lo que podría revelar pistas sobre cómo se formó la vida en nuestro planeta.
La nave OSIRIS-REx de la agencia espacial estadounidense regresará con polvo y rocas que recolectó de la superficie rocosa del asteroide Bennu.
Sin embargo, antes deberá enfrentarse a uno de sus mayores desafíos hasta el momento: proteger el cargamento del calor que se producirá cuando entre a la atmósfera terrestre, así como de las vibraciones y los contaminantes de nuestro planeta.
Se espera que la cápsula caiga en un paracaídas en el desierto de Utah, en Estados Unidos, el 24 de septiembre de este año. Una vez que aterrice, los científicos de la NASA tendrán un tiempo limitado para recogerla y llevarla a un laboratorio especializado, ante de que esta se degrade.
“Nuestro equipo correrá contra el reloj para recuperarla y llevarla a la seguridad de una sala limpia temporal”, dijo Mike Moreau, subdirector de proyectos en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.
Por lo tanto, durante los próximos seis meses, los investigadores practicarán y refinarán sus procedimientos para recuperar la cápsula de manera segura, mientras la protegen de la contaminación, y transportarla a un nuevo laboratorio construido para el material en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston.
Allí, desempacarán la muestra y distribuirán hasta una cuarta parte de ella a distintos científicos en todo el mundo que forman parte del proyecto para que la analicen. El resto será guardado para que otros científicos lo estudien, ahora y en las generaciones futuras.
Los asteroides son los materiales antiguos que quedaron de la era original de formación de planetas y pueden contener precursores moleculares de la vida.
Algunos han sido estudiados por científicos gracias a fragmentos que han llegado naturalmente a la Tierra como meteoritos. Sin embargo, para comprender si desempeñaron un papel en la entrega de estos compuestos a la superficie terrestre hace más de 4 mil millones de años, los científicos necesitan una muestra prístina del espacio, libre de contaminantes terrestres.
“Hay dos cosas omnipresentes en la Tierra: el agua y la biología”, dijo el Dr. Jason Dworkin, científico del proyecto OSIRIS-REx en NASA Goddard.
“Ambos pueden alterar gravemente los meteoritos cuando aterrizan en el suelo y confundir la historia contada por la química y la mineralogía de la muestra. Una muestra prístina podría proporcionar información sobre el desarrollo del sistema solar”, explicó.
El 24 de septiembre, mientras la nave espacial OSIRIS-REx sobrevuela la Tierra, liberará su cápsula de retorno de muestra, poniendo así fin a su misión principal. La cápsula, que se estima que contiene alrededor de una taza del material de Bennu (250 gramos +/- 101 gramos), aterrizará en una elipse de 59 kilómetros dentro de la propiedad del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
