Los perros también puede tener momentos en los que se porten mal, especialmente cuando son cachorros y todavía no conocen las normas de convivencia. En estos casos hay que evitar gritarles como método de castigo pues, según un nuevo estudio, esta actitud podría causarles estrés, e incluso hacer que se vuelvan más pesimistas.
Esta investigación ha sido llevada a cabo por expertos de la Universidad de Oporto (Portugal) después de analizar a 92 perros asistentes a escuelas de adiestramiento; 42 de ellos tenían un entrenamiento positivo basado en recompensas, con alimentos o juegos, y los 50 restantes programas con refuerzos negativos, como gritos o sacudidas a la correa. Para comprobar cuáles eran los efectos de ambos tipos de enseñanza, los autores analizaron el comportamiento y los niveles de cortisol en la saliva de los canes antes y después de las sesiones de adiestramiento.
Los perros que tuvieron entrenamiento positivo mostraron menos comportamientos asociados al estrés y niveles más bajos de cortisol en la saliva
Los resultados, que se han publicado en la revista BioRXiv, indicaron que los animales que fueron sometidos a entrenamientos con castigos tuvieron más cantidad de comportamientos relacionados con el estrés, como bostezar o lamerse los labios, y unos niveles más altos de cortisol en la saliva, en comparación con los que habían sido enseñados mediante recompensas.
Además de esto, los investigadores reclutaron a 79 de los canes para participar en un segundo ensayo con el que pretendían comprobar si los efectos que estos dos tipos de entrenamiento habían tenido sobre los animales persistían en el tiempo. Para ello, los perros fueron entrenados para asociar la parte de una habitación con la presencia de un bol con salchichas. Por tanto, si el recipiente no se encontraba en esta posición, no tenía ningún alimento en su interior.
Entonces colocaron dos tazones vacíos en varias posiciones de la habitación para medir la rapidez con la que los perros se acercaban para ver si obtenían algún tipo de recompensa. De esta manera, y según explican los autores, se podría medir el grado de optimismo del animal: cuanto más pesimista, más lento se acercaba a los recipientes.
Se observó que los que se mostraban más lentos y, por tanto, más pesimistas, eran los que habían recibido un entrenamiento con castigos, y al contrario los que habían recibido recompensas. En conclusión, los autores recomiendan informarse bien de los métodos usados por los centros de adiestramiento antes de dejar allí a sus perros, y tener más paciencia a la hora de tratar y educar a sus mascotas, ya que esa actitud pesimista se ha asociado con la ansiedad por separación y otros problemas de conducta.
Tomado de WebConsulta.com