Hermosillo, Sonora. 08 de abril del 2020.- La cosecha estaba lista para ser vendida y empezar nuevamente el proceso de siembra. En su lugar, decidieron donar todo el producto a familias de la comunidad en Bácum, al sur de Sonora.
Hasta el momento, más de 150 hogares se han visto beneficiadas con la entrega de rábano, calabaza, acelga, cilantro y otros productos, fruto del trabajo de profesores y estudiantes del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos de Sonora (Cecytes), plantel ejido Francisco Javier Mina.
Laura Dinora Tolano Rangel, maestra de Cecytes e impulsora de la actividad, explicó que el proyecto de tener una hortaliza escolar forma parte del programa educativo de la institución, pero nunca imaginaron es que serviría para apoyar a los más vulnerables en una situación de emergencia sanitaria como la que se vive actualmente.
“En Cecytes se maneja una especialidad que es Suelos y Fertilizantes. Dentro de esta, tenemos un campo agrícola donde los chicos realizan cultivos experimentales.
Los cultivos experimentales se refieren a producir composta. Con esto sembramos la hortaliza y los chicos la comercializan en la comunidad para poder sustentar los gastos de las prácticas”.
Compartió que “en esta ocasión, la hortaliza se quedó sembrada y se tomó la decisión de cosechar todo y donarlo a la comunidad para que no se perdiera.
Ahorita que es la contingencia, el 99 por ciento de la comunidad rural que depende de la actividad agrícola y de algunas maquiladoras, está sin trabajar. Agradecen mucho el apoyo, de hecho la hortaliza la hemos entregado dos veces pero hay otros productos que apenas va a madurar y lo entregaremos la siguiente semana”.
Hace una semana comenzaron con la entrega de alimentos, casa por casa, caminando entre las calles de varios ejidos de Bácum. Sorprendidos, pero agradecidos, los ciudadanos recibían de las manos de estudiantes parte del cultivo que les serviría de alimento en los próximos días.
Dentro de Cecytes existe un club ecológico que participa en el reparto de los productos cosechados, no solo en esta ocasión, sino en situaciones previas. Buscan siempre el beneficio de la comunidad, mencionó Tolano Rangel.
“Los jóvenes que están participando en la donación de hortalizas pertenecen a un club ecológico que se llama Ania Siar.
Ellos siempre están buscando proyectos en beneficio de la comunidad. Como son jóvenes de la misma zona rural, piensan en cómo apoyar a las mismas familias, a vecinos, tíos. Es una sola familia. Todos son conocidos.
Los estudiantes “han participado a nivel nacional en proyectos nacionales como la elaboración de huertos de traspatio, concursos, talleres, suben vídeos en youtube y ahora que tuvimos la oportunidad, ellos mismos decidieron salir de casa e ir a donar las hortalizas.
Siempre buscamos fomentar esos valores. Los chicos me contactaron como maestra para que los apoyara”.
Abigail Verdugo Herrera y Mauricio Velázquez Calvo forman parte del grupo que ha salido a cortar, lavar y repartir las hortalizas. Cuentan sobre la satisfacción y el orgullo de apoyar a familias de su comunidad, con alimentos cosechados por ellos mismos.
“Es algo satisfactorio, porque la hortaliza no la teníamos destinada y fuimos a la escuela, nos pusimos de acuerdo para donarla y para que no se perdiera.
Apoyamos a la gente, es poco pero es un apoyo. Me siento bien porque, como no hay trabajo, puede haber personas que no tengan dinero suficiente para comprar comida y nosotros los estamos apoyando en lo que podemos”, comentó Mauricio.
Por su parte, Abigail agregó, “nosotros vendíamos la hortaliza para sacar un fondo, volver a sembrar y seguir el trabajo. Ahora llegó esta enfermedad, la gente no está trabajando y hay quienes sacaban para su diario.
Como quitaron trabajos, les dije a mis compañeros que nos pusiéramos de acuerdo para poder regalar la verdura. La empezamos a dar. La gente estaba contenta porque les dábamos”.
En los videos, las familias reciben agradecidas el alimento, pero la ayuda no para ahí. En las próximas semanas, cuando la cosecha dé nuevamente frutos como tomate y otras verduras, más ciudadanos podrán complementar el alimento diario.
Se trata de buenas acciones que resaltan los principios educativos bajo los cuales son formados los estudiantes. No solo para práctica en el aula, sino para llevar esos valores a las calles, a su propia comunidad.