“Yo no considero una crisis”, aseguró Luis Fernando Tena luego de la derrota de Chivas 3-0 ante Tigres el sábado pasado. Pero en la realidad, el conjunto tapatío muestra otra cara. Ayer, el entrenamiento se realizó a puerta cerrada, mientras que el técnico del equipo no dio la tradicional conferencia de prensa de los martes.
La directiva de Chivas realizó una inversión de casi 40 millones de dólares para este torneo, en el que se ubica en el décimo puesto con apenas una victoria.
Con una racha de cuatro partidos sin ganar, recibirá el sábado a Cruz Azul, equipo que liga tres partidos sin conocer la derrota.
Durante la pretemporada, la directiva rojiblanca estuvo muy activa y, por la calidad de algunos de sus refuerzos que consiguió como José Juan Macías, Uriel Antuna, José Juan Vázquez y Cristian Calderón, ilusionaron a sus seguidores que vieron a un cuadro con posibilidades de acceder a la liguilla y romper con la sequía de cinco torneos sin hacerlo.
El primer golpe que recibió el equipo fue antes de que iniciara el torneo. Víctor Guzmán, jugador adquirido del Pachuca, no pudo debutar con el equipo al darse a conocer un dopaje, luego de un examen que se le realizó durante el Clausura 2019.
Pese a que Chivas inició el torneo con una victoria convincente de 2-0 sobre Bravos de Ciudad Juárez, desde entonces no han vuelto a sumar tres puntos y, aunque perdió el invicto en la jornada anterior, apenas suma seis unidades.
De los refuerzos para este torneo, Antuna (308 minutos) y Macías (248) son los que más han jugado.
Macías, formado en las fuerzas básicas de los tapatíos, regresó este año luego de su paso exitoso con el León. Apenas suma una anotación y se ha perdido dos encuentros por lesión.
Antuna, quien llegó procedente del Galaxy de Los Ángeles, no ha sido la solución en la delantera ya que hasta el momento no ha conseguido anotar en los cinco partidos, tres como titular.