El Mar de Cortés es tan abundante en belleza y recursos naturales, que brinda un valor agregado a una de esas riquezas, para que empresarios con visión desarrollen uno de los proyectos más representativos de Guaymas, Sonora.
Se trata de la granja “Perlas del Mar de Cortez”, con z, para diferenciarla del nombre donde se cultivan estas gemas que se convierten en joyas y son apreciadas en todo el mundo.
La historia la relatan sus mismos socios fundadores: en 1993, tres estudiantes del Tecnológico de Monterrey Campus Guaymas, Enrique Arizmendi, Douglas McLaurin y José Manuel Nava, iniciaron una investigación sobre las granjas de perlas para iniciar su maestría en Ingeniería Bioquímica y luego de varios años de investigación aplicada, desarrollaron técnicas para el cultivo de las ostras y emprendieron el proyecto como propio.
Hoy, ese proyecto ubicado en la Bahía de Bacochibampo, es la única granja comercial de perlas en el Continente Americano.
En el Mar de Cortés crece la ostra Pteria sterna mejor conocida como concha nácar, especie nativa de esta región que produce una perla con los colores del arcoíris, lo que los convierte en los principales productores de gemas coloridas del mundo que se distinguen de todas las demás por su radiante lustre, sus inimitables tonalidades y, sobre todo, por su belleza completamente natural.
Los colores de las perlas son azul, morado, verde, rojo, dorado, rosa, negro y gris, con variados matices iridiscentes. Estas gemas son únicas, nunca habrá dos idénticas.
“Esta maravillosa obra de la naturaleza es uno de los atractivos que los que viajan en cruceros pueden visitar y adquirir en Guaymas, como algo único en el mundo”, nos dice Luis Fernando Heras Portillo. De hecho, los cruceristas del Astoria, barco que está navegando el Mar de Cortés con sede en Puerto Peñasco, tendrán la oportunidad de visitar, conocer y adquirir estas maravillas de la naturaleza sonorense.
Enrique Arizmendi Castillo, Douglas McLaurin Moreno y José Manuel Nava Romo, socios fundadores de Perlas del Mar de Cortez
Un modo sustentable de crear perlas
El proceso para obtener una cosecha de perlas de calidad lleva hasta cuatro años y en esta granja se realiza de manera natural, socialmente responsable, y respetuosa del medio ambiente. El cumplir con estos elementos le ha dado el reconocimiento de ser la primera y única perla dentro de la lista de gemas del comercio justo.
En sus redes sociales, Perlas del Mar de Cortez comparte a diario las creaciones en joyas que se logran a partir de la belleza y pureza de sus gemas; ilustran a sus seguidores con información sobre su origen, desarrollo y cómo llevan a cabo el cultivo.
Además de sus videos promocionales e información que difunde en esas redes sociales, la granja está disponible para visitas del público. Mientras observan de cerca, los visitantes reciben una explicación sobre el cultivo y culminan el recorrido en el área de exhibición y venta, donde pueden adquirir perlas sueltas o alguna de las joyas decoradas con las cotizadas Perlas del Mar de Cortez.