Fuente Experto Animal
Por María Besteiros
¿Por qué se estiran los perros?
Si compartimos vida con un perro, seguro que con frecuencia lo hemos visto estirarse. Es muy habitual que un perro, nada más se despierte o se levante después de una siesta, apoye sus patas delanteras en el suelo, completamente estiradas, y levante el trasero. También puede apoyarse en las extremidades anteriores para estirar por completo las posteriores. Una vez bien estirado, es normal que se sacuda. Se trata de su manera de desperezarse. Otras veces el perro apoya las patas delanteras y levanta la grupa para incitar al juego. En ese caso, la posición suele acompañarse de movimientos alegres del rabo, saltitos y ladridos contentos. Es habitual cuando lo vemos interaccionar con sus amigos caninos.
Postura de rezo en perros
Pero, en ocasiones, un perro se estira mucho como consecuencia de un problema de salud. En esos casos, adopta lo que se conoce como postura de rezo u oración o postura ortopneica. La primera es con las patas delanteras estiradas sobre el suelo y la parte trasera del cuerpo levantada. Nos indica que el perro está sintiendo dolor, siendo este uno de los signos de dolor en perros.
Por su parte, en la postura ortopneica lo que observamos es que el perro se mantiene sobre sus patas, con las delanteras separadas, o se sienta y son la cabeza y el cuello los que están estirados. Normalmente, el perro adopta esta postura para intentar hacerse con más aire. Ambas posiciones indican problemas de salud como los que explicaremos a continuación.
Cuando un perro se estira mucho y vomita
Un perro que se mantiene con la parte delantera del cuerpo sobre el suelo mientras eleva la posterior y presenta otros síntomas como vómitos, dolor, sangrado o diarrea puede estar experimentando problemas a nivel digestivo. Los más comunes son los siguientes:
Abdomen agudo: se trata de una urgencia veterinaria. Provoca dolor muy intenso, por lo que podemos ver que el perro se estira mucho y tiembla. Adopta la postura de rezo en un intento de aliviarse. También emite gemidos, tiene náuseas, vómitos o dificultades respiratorias. Sin atención, el perro entra en shock. Hay múltiples causas de abdomen agudo, como obstrucciones, intoxicaciones, peritonitis o rotura de la vejiga. Requiere una intervención quirúrgica.
Úlceras gastroduodenales: normalmente se producen por un consumo de corticoides o AINE, aunque también pueden ser el resultado de enfermedades como la insuficiencia renal, la hepática o una gastritis crónica. El perro afectado vomita sangre fresca o seca, pierde peso y evacúa heces con sangre. Al experimentar dolor es cuando adopta la postura de oración. Necesita tratamiento veterinario.
Enfermedad inflamatoria crónica intestinal: los signos más habituales en esta patología son vómitos, diarrea, adelgazamiento, cambios en el apetito y episodios de dolor crónico en los que el perro adopta la postura de rezo. Se cree que se debe a una reacción exagerada del sistema inmunitario frente a bacterias o alimentos. Es necesario acudir al veterinario.
Torsión-dilatación de estómago: es otra urgencia veterinaria. El estómago se dilata y llega a girar sobre su eje. En consecuencia, el perro estará inquieto, babeará, tendrá náuseas y el abdomen distendido. Si la situación avanza, detectaremos palidez de mucosas, dificultades respiratorias, ritmo cardíaco acelerado y debilidad. En este caso. el perro adopta una postura ortopneica.
Pancreatitis: se trata de la inflamación del páncreas y puede presentarse de forma leve o grave. En este último caso provoca vómitos, dolor abdominal muy fuerte que lleva al perro a adoptar la postura de oración, diarrea, deshidratación, debilidad y, finalmente, shock. Hay que trasladar al perro al veterinario para su hospitalización.
En todos los casos lo ideal es acudir de manera oportuna al veterinario para revisión médica.
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