Por: Tendencias EL TIEMPO y El Universal
Por la creencia de que las lechuzas son señal o aviso de la muerte, en zonas rurales del interior del estado de Yucatán, continúan los ataques contra dichas aves.
Habitantes de la zona de Subincancab, en el municipio de Timucuy, apedrearon y rociaron con agua bendita a una lechuza.
Horas más tarde, un grupo de jóvenes dio aviso a los rescatistas de la asociación Proyecto Santa María, los cuales recuperaron al animal aún con vida, pero que lamentablemente murió días después.
Semanas antes, el grupo ambientalista había informado que el ave necesitaba de cirugía, clavos, radiografías y una prótesis de pico para sobrevivir, pero la asociación no tenía los medios para hacer el tratamiento.
Proyecto Santa María es una organización, ubicada en Yucatán, que se dedica a la preservación del medio ambiente. Su enfoque principal es la conservación, reproducción y cuidado de aves en categoría de riesgo para reintegrarlas a la vida silvestre.
La agrupación ambientalista informó del caso de una lechuza de campanario, también conocida como lechuza blanca, que fue rescatada por un habitante de Bokobá, municipio ubicado al oriente del estado.
El informe señala que el ave caminaba desorientada por el campo de béisbol de Bokobá, por lo que el ciudadano la resguardo y lo reportó a los activistas de la asociación mexicana.
“Nos trasladamos a este municipio previo reporte a las autoridades ambientales, para auxiliar al ejemplar, pero al llegar nos encontramos con que acababa de fallecer sin causa aparente”, indicó la publicación.
La asociación señaló que el cuerpo fue resguardado para trasladarlo a la ciudad de Mérida y que las autoridades ambientales serían las encargadas de determinar cómo proceder.
En otro caso dado a conocer en redes sociales, se informó que en la localidad de San Francisco Grande, en el municipio de Tinum del estado de Yucatán, se halló un tecolote bajeño, un tipo de ave también denominado como pavita, que habría sido atacado con piedras por gente de la comunidad.
Proyecto Santa María indicó que este es el segundo suceso reportado en el que presuntos niños o jóvenes matan a las aves con piedras y palos.
“Aún falta erradicar las ideas acerca de estas especies de aves. Ya que algunas comunidades aún consideran a los búhos, lechuzas y tecolotes como aves de mala suerte, mal agüero o que atraen a la muerte”, explicó la organización.
Según la creencia popular, cuando un búho o una lechuza canta ‘anuncia la muerte’, razón por la cual este tipo de casos ocurren constantemente.
La agrupación ambientalista manifestó que la contingencia que está viviendo el mundo por el coronavirus intensifica este tipo de conductas. Para ellos, más allá de reflejar un tema cultural, es un instinto de “autoprotección”.
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