Un dentista, 19 enfermeros y 18 médicos integran el personal de Salud que resultó infectado por COVID-19 en Sonora; la gran mayoría contrajo el virus en un brote común en el Hospital General de San Luis Río Colorado, pero también hay casos en trabajadores de Nogales, Cajeme y Huatabampo, confirmó la Secretaría de Salud.
Además, de acuerdo con las estimaciones, la entrada de Sonora a la fase 3 de la contingencia ocurriría entre el 10 y el 15 de mayo, afirmó Gerardo Álvarez Hernández, director general de Promoción a la Salud y Prevención de Enfermedades.
Solamente San Luis Río Colorado se encuentra, en términos específicamente técnicos, dentro de esta fase que implica una acelerada transmisión comunitaria, un mayor volumen de enfermos que solicitan atención médica y, de estos, un mayor número de personas hospitalizadas con síntomas graves.
“Voy a señalarlo y me hago responsable de mis palabras: (en Sonora) el comportamiento (de la epidemia) es inferior al que ha tenido el país”, dijo el epidemiólogo, debido a que Sonora inició la Declaratoria de Emergencia Sanitaria antes que cualquier otro estado, lo que tuvo efectos positivos.
“Técnicamente, solamente el municipio de San Luis Río Colorado está en fase 3”, dijo el peidemiólogo, “técnicamente, lo que no implica que el resto del estado no va a entrar; las estrategias de contención comunitaria, lo que pretenden, es el aplanamiento de la curva para que los servicios de salud no se saturen y se pueda brindar atención a los pacientes”.
Dentro de los 38 trabajadores de la salud afectados, 31 de ellos corresponden a un brote común en el Hospital General de San Luis Río Colorado, personal que cumple con varios turnos en otros hospitales, señaló Álvarez.
El resto de los casos ocurrieron en Nogales, Cajeme y Huatabampo.
Álvarez dijo que la infección del personal de salud se debe a factores como no saber aplicar el equipo protector, las mascarillas, y al no aplicar protocolos en el tratamiento de contagios de pacientes que acuden a las unidades médicas.
“Una adherencia limitada a los protocolos de seguridad, es un factor”, dijo Álvarez, “el otro es que, como hemos pedido, si un paciente va a acudir con síntomas respiratorios a una unidad de salud nos ayudaría mucho que hablara por teléfono a esa unidad y lo dijera, para que el personal de salud, de urgencias y de consulta externa, tomara una conducta preventiva de una forma más racional”.
Y detalló: “Si quitáramos los 31 casos de San Luis Río Colorado que se infectaron entre el personal de salud, ustedes podrían observar que el comportamiento del brote epidémico en San Luis sería semejante al de otras ciudades del estado; es decir, esto es un brote de fuente común que ocurrió en el hospital de San Luis Río Colorado”.
Álvarez Hernández agregó que se contrató personal médico para reforzar la ausencia del personal que tuvo que retirarse, por lo que no se mermó la atención hospitalaria.
“La característica del COVID-19 es que debilita al sistema de salud una vez que se empieza a incapacitar el personal de salud”, explicó, “lo que se ha pensado y tratado de hacer es que haya equipo de respuesta y que atienda una semana y sea sustituido por otro equipo, así hasta tres o cuatro veces”.
El epidemiólogo concluyó que se identificaron 10 municipios donde se podría presentar mayor carga en el volumen de caso. Las estimaciones se basaron en el número de habitantes con más de 60 años.
Además, también se identificaron las áreas donde podrían ocurrir brotes explosivos, con un supuesto basado en zonas con hacinamiento, referentes a la cercanía entre colonias y el tamaño reducido de las casas.
“Las tenemos identificadas para 10 ciudades y aparte para el Poblado Miguel Alemán, un área que consideramos crítica con más probabilidades de brotes explosivos”, concluyó.