Hermosillo, Sonora.- Con poco más de 70 años de historia, las Coyotas de Doña María son un emblema icónico del barrio mágico de Villa de Seris en Hermosillo, las cuales los han ubicado en el mapa cultural y gastronómico de Sonora.
Ana Catalina Moreno Ochoa, hija Doña María Ochoa, contó para Proyecto Puente que su madre en 1954 empezó a hacer las coyotas como un postre para su hermano, Alfonso Durazo, que abriría previamente las puertas del restaurante Jardín Xochimilco.
“A mi mamá siempre le gusto mucho la repostería, ella empezó haciendo las coyotas para la casa y todos sus hermanos, cuando mi tío Alfonso las probó, pues le gustaron mucho y le pidió que hiciera para venderlas en el negoció de carne asada”, platicó.
La hija de medio de 9 hermanas y hermanos rememoró que la gente que acudió al restaurante empezó a gustar mucho de las coyotas, siendo así que muchos clientes se dirigían desde el Jardín Xochimilco hasta la casa de su madre para comprar más.
“La receta de las coyotas, para empezar, es española; llegaron unos españoles aquí haciéndola. Un día cuando mi mamá horneaba sus galletas, pan, empanadas; invitó a su casa a la señora Doña Agustina De Araiza a hornear sus coyotas, así se hicieron amigas bastantes años”, recordó.
Ana Catalina advirtió que con el pasar de los años Doña Agustina perdió a su esposo, lo que marcó su retiro de la repostería, no sin dejarle primero el legado de las coyotas a su fiel amiga, Doña María.
“Jamás me imaginé yo que la coyotas iba a llegar a tan alto, por que el sabor tradicional era el piloncillo, después, la misma gente pedía otros sabores, que de jamoncillo, de cajeta, con nuez, con coco, con almendras, con guayaba, manzana, piña y muchos más”, planteó.
La hija de Doña María Ochoa mencionó que hoy en día se producen entre 3 mil y 4 mil coyotas diariamente, sin embargo, dado que la más vendida, de todos los estilos, es la tradicional, se mantiene su producción invariablemente.
“Lo que hemos hecho es hacer un surtido con coyotas de piloncillo, jamoncillo, coco con jamoncillo, nuez o almendras, y la cajeta se vende mucho, pero sobre todo las de piloncillo y jamoncillo”, apuntó.
Las coyotas de Doña María Ochoa inició como un negocio formal en el mes de mayo de 1954, y luego de cumplirse el aniversario 70, aún se preserva como un negocio familiar que preserva un sabor único y tradicional de Hermosillo y todo Sonora.