Las democracias sanas son las que tienen contrapesos. Donde quien gana, no gana todo y quien pierde, no pierde todo. Reconocer la pluralidad política de este país implica estar abiertos al diálogo con quien piensa y tiene una visión distinta. Y esto solamente se cristaliza en la existencia de una oposición que presente argumentos e ideas que hagan contrapeso al poder y por lo mismo ayude a los gobernantes a no caer en excesos.
Actualmente la opinión pública se ha polarizado y ha profundizado una grave degradación de la política que no ayuda frente a los retos y las crisis que como país debemos hacer frente. Continuar por los caminos que llaman a desaparecer al adversario político como lo son los de los llamados al voto masivo, los planes “C”, así como la retórica del “peligro para México”, únicamente nos alejan a una reconciliación como país para atender lo que realmente duele que es la violencia, la impunidad y la desigualdad.
Más que en cualquier otro momento, ahora no solamente debemos pensar en quién queremos que gobierne, sino también qué contrapeso queremos tener. De aquí que la elección de nuestros representantes legislativos, tanto para el Congreso Local, como para las dos cámaras federales, la de senadores y la de diputados, es crucial y no debe tomarse a la ligera.
Personalmente mi lógica siempre es como puedo hacer para que sea más complicado para un gobierno concentrar todo el poder. Por esto siempre me inclino por apoyar a un poder legislativo con una oposición fuerte y capaz de generar contrapeso a la presidencia o al gobernador.
De los cargos a elección, el del Senado es el de mayor importancia y el que puede ayudar a fortalecer a que el próximo gobierno de la república tenga una oposición que, con ideas y argumentos, genere el contrapeso necesario para la conducción de este país. En el caso de Sonora las dos opciones que no pertenecen al bloque oficialista son la fórmula de Manlio Fabio Beltrones y Lilly Téllez por el PRI, PAN y PRD, y Ernesto el Pato de Lucas con María Dolores Rosas por Movimiento Ciudadano, cada uno con sus propias particularidades que valen la pena poner sobre la balanza.
Es indiscutible que el regreso de Beltrones movió el tablero político. El PRI que parecía extinto sin representantes en el Congreso del Estado, volvió a asomar la cabeza con una narrativa y un discurso enfocado en recordar las cosas buenas del pasado, así como en la figura del ex gobernador.
En sus primeras entrevistas Manlio no llegó con la espada desenvainada, todo lo contrario, se veía conciliador. Reconoció al gobernador y habló de las preocupaciones que lo impulsaron a regresar a la arena pública. Su campaña inició bien pensada, sin eventos masivos, pero con la mirada clara en marcar el ritmo de las campañas. Y así lo logró. En poco tiempo los temas de la agenda pública los ponía él. Comenzó con recuperar el fondo minero y siguió con el tren fantasma, todo sin dejar de lado que las cosas no van bien en seguridad, salud y apoyos a los diferentes sectores productivos de Sonora.
Esta dinámica debió incomodar y alertar al oficialismo porque pronto empezaron a traer refuerzos para hacerle montón a Beltrones. No eran suficientes los vituperios de los candidatos del Plan “C” porque Manlio nunca perdió la compostura respondiendo insultos, siguió marcando la agenda y dando una catedra de cómo se debe hacer campaña desde la oposición.
La aparición de Javier Corral Jurado, ahora como propuesta de MORENA para zar anticorrupción, tuvo la misión de desprestigiar a Manlio con la operación Zafiro, en una clara respuesta al candidato a senador por haber evidenciado la opacidad en el proyecto del tren fantasma. El tiro les salió por la culata, porque no solamente la prensa nacional y de Sonora continuó cuestionando la corrupción detrás del megaproyecto ferroviario, sino que también le dio oportunidad a James Barousse de denunciar los abusos del exgobernador de Chihuahua, acusándolo públicamente de tortura y mostrando su inocencia con los juicios ganados en los tribunales. Esto dejó cuestionada la supuesta lucha contra la corrupción de la propuesta oficial, pero también las acusaciones que Corral hizo contra Beltrones.
Sin llegar al conflicto directo Manlio continuó su campaña marcando la agenda y dando lecciones de como se debe cuestionar al oficialismo, respondiendo siempre a los ataques de sus adversarios con inteligencia y sin agudizar las diferencias. Esto ha hecho que el ex gobernador deje claro que en la política la experiencia cuenta y tiene un valor que no se puede desdeñar por modas de slogans de campañas. La buena política es la que se hace bien, no importa si el político es joven o experimentado.
El beltronismo en sí mismo es una fuerza política en Sonora que no únicamente milita en el PRI. Esto se nota cuando se ve la aprobación del personaje, que aún con todos los mitos y mitotes, tiene más positivos que negativos. Por esto el personaje sigue siendo competitivo electoralmente y capaz de cargar con las desprestigiadas marcas del PRI, PAN y PRD. La campaña le ha servido para recordar las cosas buenas que ha realizado y aclarar mitotes, como el de que la DEA lo persigue por narcotráfico. Algo que quedó completamente descartado cuando en un momento de su campaña visita el Centro de Estudios México- Estados USMEX en la Universidad de San Diego California, invitado para dar una plática y desde donde condenó la irrupción de la embajada mexicana en Ecuador. Al evento asistió Jeffrey Davidow, uno de los grandes diplomáticos de carrera de los Estados Unidos. ¿Cómo si Beltrones es supuestamente perseguido por la DEA, es también apreciado por los más experimentados diplomáticos del vecino del norte?
Queda claro que en esta campaña Manlio ha demostrado tener la experiencia y los conocimientos para ser un senador de oposición que genere un verdadero contrapeso e incluso ayude al gobierno a trabajar bien. Como lo que sucedió con La Sauceda, que después de una visita del candidato al abandonado parque, a los tres doritos después, por fin el gobierno del Estado empezó a trabajar en el teatro al aire libre y otras áreas.
La otra alternativa de oposición es la de Movimiento Ciudadano, que como fuerza política ha sido más congruente, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República, de acuerdo al estudio y el análisis de Buró Parlamentario que deja ver que los naranjas han sido los que menos han votado con MORENA en las reformas constitucionales.
La campaña de Ernesto el Pato de Lucas se ha dirigido más hacia los jóvenes, presentándose como un político con experiencia que le abre camino a las nuevas generaciones y a las mujeres, sin embargo, su discurso tuvo poco eco en el debate público. Es claro que esta opción es una apuesta a futuro, que por lo menos como fuerza política, en el ejercicio legislativo ha demostrado ser la oposición más coherente en lo que dice, y eso se refleja en sus votaciones. Pero es eso, una fuerza política en crecimiento.
Insisto que en estos momentos elegir la oposición que queremos es igual de importante que la decisión de quienes queremos que gobiernen. Las opciones están puestas sobre la mesa. Por un lado, una fuerza política en crecimiento como Movimiento Ciudadano que se presenta como una opción de futuro, y por otra, a uno de los políticos más experimentados, con capacidad de marcar la agenda desde la oposición y llegar acuerdos. Terminan las campañas, lo que los políticos tenían que decir ya se dijo. Ahora toca el turno de los ciudadanos.
