La Universidad de Sonora, a grandes pinceladas
Breve ensayo / II de III
La Universidad es -desde Platón, en los jardines de Acandomo- privilegiadamente espiritual.
En mi colaboración anterior: Como “la niña de los ojos del pueblo”, en su 81° aniversario, la Universidad de Sonora acompaña, a la nación, en ¿la 4° T? Recorrimos hasta el rectorado del Lic. Luis Encinas Johnson (1956 a 1961).
X. El milagro mexicano de los 50s terminó y el presidente era el Lic. Gustavo Díaz Ordaz, 1964-1970.
En 1961 asume la Rectoría el joven cardiólogo Moisés Canale Rodríguez. Dignificó el cargo, apoyó el deporte y, respaldado por el dinámico director de extensión Lic. Gilberto Gutiérrez Quiroz, nos acompañaron con la banda de música para la difusión cultural en pueblos, fundó TV Universidad -hoy en inexplicable pausa- y nos dio presencia nacional. Cedió a la tentación política y deseó seguir los pasos de Lic. Luis Encinas Johnson. Pero ya no presidía Adolfo López Mateos, gobernaba un déspota; competía contra la “ola verde” del agreste candidato del PRI y a la postre gobernador electo, Faustino Félix Serna.
(Egresé en verano de 1966, como pasante desde Cajeme vi, ausente físicamente, el movimiento estudiantil y popular de 1967 y el de Tlaltelolco 68. Titulado el 9 de mayo, en noviembre de 1968 ingresé al Juzgado 1° de Distrito de Hermosillo e inicié mi docencia en la Universidad, hasta la fecha).
XI. En 1967 “estalló la rabia”, escribió su libro Ismael Mercado Andrews. El rector Canale fue impunemente vejado, renunció y fue un querido ex rector. Lo relevó el director de Derecho, penalista y criminólogo Lic. Roberto Reynoso Dávila.
El Batallón Olimpia de paracaidistas, comandado por el general José Hernández Toledo se apostó frente a la rectoría y la tomó, a las 19.20 hrs., a bayoneta calada, el miércoles 17 de mayo: “Lo hacemos por la patria, ¡viva México!”, gritó. “Al día siguiente salimos exiliados los de la asamblea plenaria a Tucson”, narró Ismael. Sucedió un año, cinco meses, antes del asalto militar al mitin estudiantil de Tlaltelolco, el inolvidable 2 de octubre de 1968.
XII. Toda comparación es odiosa, pero es dable citar a Enrique Krauze, rememora la histórica marcha del 1° de agosto de 1968 en el DF:
“Nunca antes un rector había salido del campus para marchar en protesta por actos represivos del gobierno. Barros Sierra no dudó: el gobierno había violado la autonomía universitaria allanando la Escuela Nacional Preparatoria. Había estudiantes presos y heridos. Antes de iniciarla, pronunció: ´En la medida en que sepamos demostrar que podemos actuar con energía, pero siempre dentro del margen de la ley […] afianzaremos no sólo la autonomía y las libertades de nuestra Máxima Casa de Estudios, sino que contribuiremos fundamentalmente a las causas libertarias de México.´ … ´Jamás en mi vida me he sentido más orgulloso de ser universitario […] No termina nuestra lucha con esta gloriosa jornada de hoy […] ¡Viva nuestra Universidad! ¡Viva el Politécnico! ¡Vivan las instituciones hermanas! Pero por encima de todo: ¡Viva México!´”
XIII. En 1970, el presidente Luis Echeverría Álvarez, líder del tercer mundo, designa a nuestro búho Lic. Carlos Armando Biebrich Torres, subsecretario de Gobernación, amigo y partidario frustrado del secretario Mario Moya Palencia para la sucesión presidencial de 1976.
En 1972, noviembre, Biebrich fue precoz candidato a Gobernador y recibido por una valla de tractores y de jinetes de la Unión Ganadera Regional ¡desde el aeropuerto hasta el Hotel San Alberto!, en organizado mitin, pero frustrado por activistas, en gritos de la alumna de Derecho, Alma Delia Reyna Gámez (+).
XIV. A la renuncia del rector Reynoso Dávila para asumir una Notaría Pública, el Consejo Universitario nombró al prestigiado ortopedista Dr. Federico Sotelo Ortiz. Para un primer estudio de planeación, se asesoró de Pablo Latapí Sarre, notable educador iniciado en la Universidad de Munich en 1959 y por la Universidad Estatal de Hamburgo en 1963, en México fundó el Centro de Estudios Educativos, A.C. (CEEAC) y lo dirigió durante los siguientes años.
XV. En 1973, mayo, el rector Sotelo me designó director de Derecho, honroso primer egresado del plantel para el cargo. Un grupo de maestros y la FEUS exigían una nueva Ley de Enseñanza Universitaria. Condescendían con los activistas José Alberto Healy de El Imparcial y Abelardo Casanova de Información. Enguerrando Tapia Quijada los combatió en El Sonorense. Se formó una Comisión Mixta, álgidos debates, emergió un proyecto, abortado en verano en el Congreso del Estado, ya electo Carlos Armando Biebrich. Desapareció el Patronato y aprobó un cogobierno, pero soslayó y aplazó el problema educativo-político de fondo.
XVI. En la primavera, enfadado y rebasado por la crisis, Sotelo abandona -sin renunciar- la rectoría. Como director de la Escuela de Derecho y secretario del Consejo Universitario, presidido accidentalmente por el prestigioso magistrado Lic. Francisco Acuña Griego, él y yo -ante la atípica acefalía- debimos asumir la conducción del Consejo, garantizar la marcha de la institución y ofrecer la rectoría, en charola de plata, al Lic. Alfonso Castellanos Idiáquez, director de Derecho por 8 años. Fiel acostaromista y abogado defensor de estudiantes en la crisis de 1961 –amparos ante el juez de distrito Darío Maldonado Zambrano-. El gobernador Biebrich lo sostiene contra viento y marea y obtiene el decidido apoyo del secretario de educación pública, Ing. Víctor Bravo Ahuja. A pesar de su corto bienio, desgajó a las Escuelas Secundaria y Preparatoria de la Universidad, creó el importante Colegio de Bachilleres y el Hospital DIF.
XVII. El rector Castellanos Idiáquez, al principio equilibró fuerzas, apoyó a la Escuela de Derecho y con la situación álgida, juntos le dimos rango nacional. Por presiones, cesó al secretario general, Lic. Alán Sotelo Cruz (+) y la lucha continuó, bajo la música de Alfredo Zitarroza, la “Hasta siempre Comandante” y la foto de Korda -de las más difundidas del siglo XX- del “guerrillero heroico” Ernesto “Che” Guevara, mirada desafiante y boina negra sobre el pelo revuelto, bandera de estudiantes y obreros, como en la Tercera Cumbre de las Américas en Quebec.
XVIII. En su 2° periodo, Castellanos Idiáquez viró a la derecha o regresó a su ideología conservadora como buen abogado, nos coaccionó con su Notario favorito Jorge Martínez Calderón y reprimió. Designó director en Derecho al abogado patronal Lic. Francisco Ross Gámez (+). Se le combatió por la vía jurídica y hostigó más. Resultado, exilios obligados, como el de mi condiscípulo Lic. Oscar Téllez Ulloa, el más cercano a mis afectos.
De los estudiantes activistas, Claudio Ayala (+) se refugió en su libro “El fin de una ilusión”; Martín Valenzuela fue torturado y procesado y Jorge Luis Ibarra Mendívil escapado al DF.
XIX. En 1975, septiembre, sucedió la represión armada estatal en la invasión de campesinos en San Ignacio Río Muerto. Le cuesta a Biebrich la gubernatura y es perseguido penalmente hasta Barcelona. “Crónica de una infamia”, lo juzgó el periodista Jesús Blancornelas (+) y lo refrendó Carlos Armando en su “Biebrich. He vivido con dignidad”, Porrúa 2014.
El honrado plomero Teclo Moreno fundó el STEUS y en la oficina de la dirección de Derecho fundamos el STAUS, sendas conquistas históricas.
En octubre, el Senado designó gobernador sustituto al Senador Lic. Alejandro Carrillo Marcor, quien el 20 de noviembre ejecuta la histórica expropiación presidencial de fértiles tierras agrícolas en el valle del Yaqui y administra el conflicto.
XX. A fines de los 70s y principios de los 80s gobierna el presidente José López Portillo. El pasado lombardista de Carrillo Marcor alienta (su libro “Memorias”), pero alarma las buenas conciencias, grupos de interés cierran filas con el rector Castellanos y evitan su renuncia. Éste todavía cohabitó con el gobernador Dr. Samuel Ocaña García (1979-1985), se reeligió por un “voto razonado” del consejero y Notario Lic. Carlos Gámez Fimbres y rigió ¡nueve años! (Se retiró a su despacho y a su modesta casa de siempre. Lo saludé, última vez, él con bastón, en la tesorería de la Unison, cobrando su pensión en su modesto Datsun. Murió digno, lo más alejado de la “odiosa burguesía” que tanto le achacaron. Conservador, pero auténtico.)
XXI. En 1982 presidía el Lic. Miguel de la Madrid Hurtado y gobernaba el Dr. Samuel Ocaña García. Mediante modo tumultuoso de elegir Rector -que hubiera elevado al Lic. Francisco Miguel Cárdenas Valdez (+)-, lo asumen los Ingenieros Químicos Manuel Rivera Zamudio (1982-1987+) y Manuel Balcázar Meza (1987-1989). El péndulo al centro izquierda y la Universidad, oxigenada, crece sin desarrollo y apuntala las carreras y posgrados de ciencias duras, Alimentos y Polímeros.
XXII. En 1989 preside el Lic. Carlos Salinas de Gortari y la rectoría el honesto matemático Marco Antonio Valencia.
En 1991 gobierna el Lic. Manlio Fabio Beltrones. Con heridas, el Congreso del Estado promulgó la Ley 104, establece la Junta Universitaria, aprueba cuotas a través de un Fideicomiso. Se reformaron algunos planes de estudio de hacía ¡25 años! como el de Derecho. Se introduce Informática y se consolidan las Ingenierías. El abogado general pide, públicamente, ingreso de auditores y se reprime y encarcela a profesores presuntos responsables, una cicatriz imborrable.
XXIII. En 1992, el 12 de octubre, celebramos el primer 50° aniversario de la Universidad. Valencia fue un muy decente Rector que dejó la mesa servida y -violando promesa expresa- quiso reelegirse. Fue un digno ex Rector en su cubículo y ya jubilado es una voz con autoridad moral.
(Continuará)
Héctor Rodríguez Espinoza