Entre 2009 y 2010, dos miembros de la banda de secuestradores ‘Los Petriciolet’ fueron detenidos por la hoy extinta Policía Federal: Abel Silva (alias El Abel, El Dicaprio o El Romeo) y Noé Abraham Soto García o Noé Robles Hernández, alias El Chimuelo, El Esqueletor, El Jaimono o El Cuca.
Este 4 de septiembre, tras más de 10 años de su detención, fueron sentenciados a más de 300 años de prisión por los delitos de delincuencia organizada, hipótesis de secuestro y secuestro agravado.
Abel fue detenido en flagrancia en una casa ubicada en la Alcaldía Xochimilco, lugar en donde mantenía secuestradas a dos personas, mismas que fueron halladas luego de ser cumplimentada una orden de cateo. Poco después, en 2010, Noé “S” fue detenido.
Tras su captura, ambas personas quedaron internas en el Centro Federal de Readaptación Social Número Uno “Altiplano”, Almoloya de Juárez, Estado de México (Edomex), sitio conocido como la cárcel de mayor seguridad del país.
Se les atribuye el pertenecer a una organización criminal dedicada principalmente a cometer delitos de secuestro en la Ciudad de México y el Edomex, así como haber participado en por lo menos ocho secuestros.
Con elementos de prueba obtenidos por el agente del Ministerio Público de la Federación (MPF), el Juez de la causa dictó sentencia condenatoria de 384 años de prisión en contra de Abel “S” y una pena de 380 años para Noé “S”, por los delitos mencionados.
También conocidos como la “Banda de la Flor”, “Los Petriciolet” fueron uno de los grupos criminales más peligrosos de la Ciudad de México hace 11 años, mismo que presuentamente operaban en el sur de la ciudad con el apoyo de la policía judicial.
Dicho grupo delictivo fue señalado como el responsable del secuestro y homicidio del hijo del empresario Alejandro Martí un menor que fue secuestrado en 2008.
El caso marcó las noticias de la prensa de ese año, debido a que, según fuentes judiciales, la familia Martí pagó un rescate de seis millones de dólares. Sin embargo, luego de 53 días, el cadáver del menor fue hallado dentro de la cajuela de un auto Corsa Plata, el cual se encontraba abandonado en la colonia Villa Panamericana, de la Alcaldía Coyoacán.