Como sabemos poco más de la mitad de la población a nivel global vive en ciudades de diferentes tamaños y en el caso de México, según datos del INEGI (2015), cerca del 80% de la población del país habita en zonas urbanas. Según las Naciones Unidas, se prevé que para el año 2050 siete de cada diez personas vivirán en una ciudad, lo cual representa grandes retos en la provisión de servicios, en la construcción de infraestructura y en la apertura de oportunidades para que todas y todos gocen de los derechos y seguridades que corresponden.
A raíz de este crecimiento que estamos viviendo, se incrementan los riesgos y desastres climáticos, es por ello, la importancia de planear nuestra ciudad de Hermosillo, en base a una Infraestructura Verde y repensar la manera en la que, como comunidades humanas, hacemos uso de los recursos naturales y el impacto ambiental que tienen nuestras actividades cotidianas.
La infraestructura verde nos ayuda a mejorar nuestros espacios públicos, calles y camellones, así como a la conservación de nuestros ecosistemas, es decir, nos ayuda a obtener un gran beneficio ambiental para nosotros mismos y otros ser vivos.
Como sabemos, nuestra ciudad cuenta con mucha pavimentación y muy poca vegetación, esto conlleva a que no sea posible infiltrar agua al subsuelo, el agua es el recurso natural por excelencia, su adecuada gestión garantiza la subsistencia de los ecosistemas y de quienes en ellos habitan. Es por ello, la importancia de integrar este sistema de Infraestructura Verde y esto nos ayudará a hacerle frente a los efectos que estamos viviendo sobre el cambio climático.
Entonces debemos diseñar calles desde una perspectiva ambiental, que busque aprovechar los recursos, así como disminuir el impacto de contaminación y que promueva prácticas más sustentables entre las y los usuarios.
Según la Global Street Design Guide, las calles pensadas y diseñadas a partir de paradigmas sustentables no solo ayudan a mitigar los impactos ambientales, sino también traen beneficios como: mejoras en el clima, al reducir las islas de calor, disminución del ruido, mejoras en la calidad del aire, pues las calles que priorizan la movilidad no motorizada reducen las emisiones de gases contaminantes; mejor manejo en la gestión del agua, contribución en la salud y la seguridad, pues incentivan que la población camine y además ayuda a disminuir el estrés y los comportamientos agresivos, entre otros beneficios.
Solo imaginemos tener calles y camellones en Hermosillo, que estén pobladas de hermosos árboles nativos como el Palo Verde o el Guayacán con sus bellas flores amarillas y moradas, además de arbustos y que estos espacios nos ayuden tanto a captar agua de lluvia, como también a mejorar la capacidad del ambiente y proveer servicios ecosistémicos.
Esperemos que pronto las autoridades empiecen a realizar un buen diagnóstico y planeación sobre nuestras calles, camellones y áreas verde, para aprovechar de la mejor manera los espacios que se tienen y que estos sean incluyentes, sustentables y resilientes.
Lic. Pamela Ibarra Dávila
Docente y Presidenta de Cultura Verde Amor por el Planeta A.C.