Entre las cosas que más me desesperan de la cuarta transformación no están las malas decisiones que se han tomado en materia de políticas ambientales, de seguridad o de desarrollo económico, de esas ya estaba acostumbrado con los gobiernos del pasado, tampoco es la incompetencia y la corrupción, porque estás características siempre han sido el sello de las administraciones emanadas del PRIAN y que el presidente no ha podido borrar por más que diga que estas formas ya dejaron de existir.
En realidad, lo que más me desespera, es ver diariamente como muchos de aquellos que se asumían como voces críticas, ahora se han convertido en aplaudidores oficialistas que justifican lo injustificable, se avientan maromas intentando decirse a ellos mismo que siguen siendo progresistas y que están luchando por un mejor Sonora, cuando en realidad están sujetos a los intereses de quien ahora es el candidato oficial por parte del gobierno federal.
Envueltos en esta dinámica, ahora llegan al ridículo de estar defendiendo a su candidato en un concurso para demostrar quién es el más sonorense de los tres aspirantes más competitivos en la carrera por el gobierno del Estado. Para su desgracia, en las últimas semanas el ex secretario ha demostrado mucho desarraigo y desconocimiento de Sonora en numerosas ocasiones, dejando verdaderas joyas para el escarnio en redes sociales que lo hacen ver ya como una figura parecida a la de Peña Nieto en las elecciones del 2012, la de un candidato oficial, torpe y desconocedor de la realidad de los votantes a quienes quiere gobernar.
Evidentemente existen muchas diferencias entre Alfonso Durazo y Peña Nieto, tanto en formación, como en quienes están detrás de ellos, sin embargo sus campañas se asemejan en el sentido de que se inicia como candidatos punteros y respaldados por el poder político -en el caso del priista representando a la elite empresarial vinculada con políticos del PRIAN, mientras que ahora el de Bavispe hace lo mismo con el gobierno federal- la otra semejanza entre las dos campañas es en que ambas dirigen sus esfuerzos en comunicar algo que no es el candidato, el príista necesitaba decir que era una persona competente para el cargo, mientras que ahora el ex secretario de seguridad busca demostrar tanto su arraigo a Sonora como que no esta brincando de puesto en puesto.
Muchos de los simpatizantes de Andrés Manuel en Sonora criticaron con dureza los evidentes errores de Peña Nieto por las redes sociales en el 2012 y durante todo su gobierno, pero ahora muchas de estas personas, sin nada de autocrítica ante las enormes erratas de su candidato, actúan igual a como lo hacían antes los peñabots. Al final la campaña de Peña Nieto recurrió a la compra masiva de votos para ganar, algo que en su momento denuncio el actual presidente y sus seguidores. Esperemos que en esta ocasión la campaña de Alfonso no imite a la de Peña Nieto o a las elecciones de Estado del PRI en los setenta, así como que sus seguidores, que antes se consideraban voces criticas de la ciudadanía, no sigan los pasos de los comentocratas oficialistas del peñanietismo.