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lunes, octubre 20, 2025

Teorías de la conspiración, conspiracionismo sin teoría

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Columna Política y Medios

Entre los muchos recursos utilizados por los diferentes líderes de la derecha conservadora estadounidense en los últimos años, han sido el recurrir a “teorías conspiracionistas”, como los hemos visto con las hordas que irrumpieron en el Capitolio, entre otras escenas desafortunadas de irracionalidad en su máxima expresión, pero ojo, esta tendencia también se expande como una epidemia en otros países, desafortunadamente México, no es la excepción, aunque sobre el  tristemente extraordinario  y contradictorio caso mexicano, nos ocuparemos en otra entrega. 

Ahora bien, hay sobrados motivos para que estos relatos sean exitosos, sin duda existe una muy especial fascinación de las audiencias, al convertirse la política en un espectáculo, en buscar atajos de interpretación ante lo complejo del entorno social. Las teorías de la conspiración, de alguna manera les otorgan a ciertos grupos poblacionales un referente básico interpretativo de la realidad y refuerzan lo que los thrillers políticos cinematográficos o televisivos narran audiovisualmente. 

En las teorías de la conspiración de la vieja guardia, podríamos decir, que al menos exigían un cierto esfuerzo intelectual, de cierta coherencia por ajustar a personajes de la clase política en ciertas escenas comprometedoras para su reputación, ahora la cosa es más sencilla.

Las teorías de la conspiración a las cuales nos fuimos acostumbrado, ya sea la negación de que Neil Armstrong en verdad habría llegado a la Luna, o que todo era una película de ciencia ficción filmada en la Reserva de El Pinacate en Sonora, o sobre los hombrecillos extraterrestres de Rosswell, motivaban una articulación narrativa un poco más elaborada, aunque maniquea en muchos de los casos, pero elaboración al fin.

Se trataba de conjugar datos, cifras, hechos que pudieran estar sustentados en la realidad, revolcada con ciertas estadísticas oficiales para darle cierta veracidad, con elementos que emanaban de la imaginación o de la materialización maniquea del bien y el mal al interior del gobierno más poderoso del mundo, sobre el cual, para ese mismo imaginario colectivo, no habría límites para hacer valer su voluntad, pero al final del día,  implicaba un esfuerzo para hacer creíble el relato con cierta información.

 También sobre esos supuestos “secretos”, sobre el férreo guardián que garantizaba su protección, es decir los medios masivos tradicionales, se creó poco a poco, razonablemente o no, toda una “leyenda negra”, sólo faltaba que alguien soplara al oído el concepto de “fake news”, “enemigos del pueblo” para seducir a millones, después de la era de Trump ahora no son necesarias las teorías de la conspiración, ahora se conspira sin teoría.

Para los académicos estadounidenses, Russell Muirhead y Nancy Rosenblum, en su libro del 2019 “A Lot of People are Saying”, la nueva conspiración es algo diferente. No existe una puntillosa exigencia de pruebas, no hay una exhaustiva acumulación de información, no hay puntos que vayan revelando el formar un patrón, no hay un análisis cercano de los operadores complotando en las sombras. La nueva conspiración se dispensa de la carga de la explicación, en vez de ello tienen una insinuación y un gesto verbal: “Mucha gente está diciendo¨

La idea sugerida es que, de alguna manera, las teorías conspiracionistas, históricamente se han construido en la periferia del sistema político norteamericano, la gran diferencia es que después de la llegada de Trump, llegaron al corazón, al centro del poder en Estados Unidos. Actualmente cuentan con importantes representantes en el Congreso y en otros cargos de elección popular, aunque el conspirador en jefe afortunadamente se ha ido de la Casa Blanca, la semilla sembrada, sigue siendo una amenaza potencial en el imaginario de millones de sus seguidores.

Amílcar Peñúñuri Soto.  Dr. en Ciencias Sociales, profesor de la Universidad de Sonora, director de Política y Rockanroll Radio, 106.7 FM. Contacto apcubs@hotmail.com

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