Hermosillo, Sonora.- Después de seis meses de puertas cerradas, el Club Obregón, lugar de fiesta y cumbias, reabrió este viernes. Con música en vivo, pero con restricciones, pasó la primera noche: mesas separadas, cupo limitado y un termómetro en la entrada. La pista de baile tuvo el centro vacío: en la nueva normalidad, el baile no tiene permiso.
“Gracias a Dios estamos vivos”, le dice Edmundo Rendón a alguien que lo saludó desde abajo de la tarima. El vocalista del Grupo Nibbel 70, quien ha tocado en el bar por casi siete años, se hace a un lado el cubrebocas y, como una especie de alusión a estos tiempos, empieza a cantar la primera canción de la tarde: “Si no te hubieras ido”, de Marco Antonio Solís.
“Vamos a echarle las ganas de que no dure mucho esto sin baile”, dice ‘Mundo’, “porque este es un lugar de baile y esperemos que, en dos semanas, ya se regularice esto; que puedan bailar -con su sana distancia- pero que bailen, porque es lo que pone ambiente aquí: la música de Nibbel 70”.
El músico contó que, seis meses sin tocar, fue demasiado. Mientras tanto, todos se dedicaron a otras cosas -él es pintor- y, de vez en cuando, a ensayar para no perder el toque.
“Estuvimos trabajando en otro oficio, lo que sabemos hacer”, dijo Edmundo, “pero siempre estar en contacto con la música, para no olvidarse, porque seis meses son mucho: nunca en la vida nosotros hemos durado tanto sin tocar”.
Las medidas para evitar contagios por la pandemia de COVID-19 incluyen un aforo del 50%, es decir, máximo 100 visitantes dentro de las instalaciones; mesas para máximo cuatro personas con cubrebocas obligatorio; la toma de temperatura, suministro de gel antibacterial en la entrada y tapetes desinfectantes de calzado.
El Club Obregón es uno de los espacios que reabrió hoy después de que el Comité Municipal de Salud autorizara que bares y centros nocturnos reinicien sus operaciones bajo la modalidad de restaurante-bar, en los mismos términos con los que se autorizó operar a los establecimientos que venden alimentos preparados y bebidas alcohólicas, ahora con la mitad del aforo y permiso hasta las 24:00 horas.
El lugar está limpio desde la entrada hasta los baños y el cantinero, de vez en cuando, da rondines entre las mesas para invitar a los asistentes a permanecer con cubrebocas y distancia: la intención es que el lugar se mantenga en operaciones y que no haya problema alguno.
“Nos estamos cuidando entre todos”, dice el empleado quien prefirió omitir su nombre. Desde las mesas, todos aplauden, platican y beben sentados.
“Pues esperando que nos sigan apoyando con su presencia”, concluyó Mundo, “y con todos los cuidados de salud que requiere la maldita pandemia; vamos a mejorar, pero es tardado, tenemos que esperar a que vaya la gente sintiéndose con más confianza”.