Columna Diálogo
La propuesta de Morena para que Inegi entre a revisar el patrimonio inmobiliario y financiero de los mexicanos ya no se puede tomar como una loca ocurrencia del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los antecedentes de intentos y algunas iniciativas ya concretadas como el decreto de la semana pasada a través del cual las fuerzas armadas hoy tienen facultades de policía judicial y ministerial, van en conjunto claramente dirigidas al control de la nación y sus habitantes. Es preocupante ver cómo vez tras vez estos intentos son más continuos, tanto que ya no dejan lugar a dudas sobre la verdadera intención.
La gobernabilidad sustentada en el control de la información pública y privada de cada persona es propio de gobiernos dictatoriales, aunque este término moleste; por el contrario la gobernabilidad basada en el orden jurídico que otorga un Estado de Derecho corresponde a gobiernos democráticos.
Llegó el momento de preguntarnos qué tipo de gobierno tenemos en México y cómo fue electo.
Dando su lugar al hoy gobierno electo democráticamente, si la cuestión es una estrategia de izquierda totalmente distinta que implica “la construcción de un nuevo estado” en “una nueva normalidad” para alcanzar “un estado de bienestar”, no hay posibilidad alguna de lograr ese objetivo sin el respeto al Estado de Derecho.
La “nueva normalidad” no puede ser lo que hasta hoy estamos atestiguando: ignorancia de la ley, reformas y decretos que contravienen las libertades y la democracia.
¿En principio dónde queda la autonomía del Inegi? Éste fue creado como un órgano de autonomía técnica de gestión estadística y geográfica que guarda el estatus económico, social, educativo y de salud del país; sin conceptos subjetivos o criterios políticos, que solo arroja información estrictamente contable y contundente de la vida diaria de los mexicanos.
No es la primera vez que el gobierno de López Obrador intenta afectar la autonomía de este órgano, pues en enero de 2019 con el anuncio de un agresivo recorte presupuestal al Inegi e INE logró que voces ciudadanas e independientes como Coparmex entre muchas otras encendieran focos rojos advirtiendo una “amenaza latente de una regresión en la democracia”, pues limitarle recursos es limitar su capacidad, para que cumpla con su función de contar y medir los avances en el desarrollo del país.
Tampoco es uno ni dos, son varios los intentos similares en este año y medio de gobierno de la actual administración federal encaminados al control omnipotente presidencialista de antaño y la vulnerabilidad de instituciones, por ejemplo:
- El ‘borrador’ de reformas en materia de justicia (que no llegaron a presentarse gracias a que se filtró a la opinión pública) que pretendían revivir los delitos de calumnia y difamación en un evidente intento por coartar la libertad de expresión en redes sociales y medios de comunicación.
- La propuesta de la diputada Lorenia Valles para permitir que sólo los coordinadores de bancada y tres legisladores más que conforman las Juntas de Coordinación Política tomen decisiones a nombre de la Cámara de Diputados en pleno ‘en casos de emergencia’.
- La iniciativa del mismo Presidente Andrés Manuel que lo facultaría para reorientar el gasto público so pretexto de hacer frente a la crisis por la pandemia, quitando facultades exclusivas de la Cámara de Diputados para dárselas a la SHCP.
La última y unánime respuesta de la oposición fue que ninguna situación extraordinaria justifica la iniciativa del Presidente para otorgarle súper-poderes a través de la SHCP para decidir a discreción el gasto público.
El Estado de Bienestar no se logrará sino a través del respeto al Estado de Derecho. El bien común sólo es posible en un marco de justicia para todos sin que los derechos de unos afecten a otros. Un gobierno que triunfó gracias a las garantías de libertad que otorga la democracia, no podrá mantener su legitimidad en la opresión o desaparición de estas garantías.
El Presidente y su partido deben de una vez entender que por más que intenten este tipo de iniciativas de sobre concentración de poder, México se resiste a ser Venezuela! Nuestra nación tiene una sociedad pujante y dinámica, pero sobre todo hoy más que nunca, informada y actuante.