Los tiburones blancos y los tiburones ballenas corren el mayor riesgo de desaparecer del mundo marino, que tras su pérdida también se quedará privado de sus importantes funciones como depredadores ápices y alimentadores de filtro.
Un nuevo estudio publicado en la revista Science Advances estima que en los próximos 100 años la especie sufrirá una pérdida desproporcionada de riqueza funcional, lo que significará peores consecuencias para las cadenas alimentarias del océano de lo que se creía.
“La riqueza funcional es el nivel de los papeles ecológicos en una comunicad, las muchas y diversas formas en las que las especies ‘se ganan la vida’ y a su vez afectan a los ecosistemas”, explicaron a Newsweek los autores del estudio, Catalina Pimiento y John Griffin, de la Universidad de Swansea (Gales, Reino Unido).
Según uno de los escenarios expuestos en la investigación, tanto los peces óseos como los tiburones perderán un 19 por ciento de su diversidad de especies, lo que supondrá la pérdida del 44 por ciento de la riqueza funcional de los tiburones. Otro escenario vaticina la extinción del 62 por ciento de todas las especies de tiburones.
Pimiento y Griffin comentaron al citado medio que ya sabían que los tiburones son uno de los grupos más amenazados en el océano, sobre todo dado su gran tamaño y la baja tasa de reproducción, y señalaron que sus resultados muestran que la extinción borrará de la faz de la tierra las especies “más únicas desde el punto de vista funcional”.
Los autores del estudio recuerdan que un tercio de los representantes de la megafauna marina —los habitantes más grandes de los océanos que desempeñan papeles clave en el funcionamiento del ecosistema— corren el riesgo de extinción.