Por Karla Acosta e Itzel Jiménez
Hermosillo, Sonora.- No fue un día cualquiera para Hermosillo, fue el inicio de un capítulo que quedará grabado en la historia local. Las calles de la colonia La Matanza cobraron una vida distinta, llenándose de color bajo un cielo despejado.
Entre bebidas en alto y gargantas afinadas, la gente se reunió no solo para ver a un artista, sino para celebrar el regreso de uno de los suyos.

¿Quién diría que justo ahí, a espaldas del emblemático Cerro de la Campana, se fraguó el destino del ídolo?
La Matanza no es solo el barrio donde vive la abuela de Carin, fue su primera escuela de vida y música. Por esas calles empinadas y llenas de historia donde Óscar Armando Díaz, hoy conocido mundialmente como Carin León, creció bajo el techo y el cariño de sus abuelos.

Ahí, entre el bullicio vecinal y las tardes familiares, absorbió la esencia de la bohemia sonorense y aprendió que el sentimiento no se finge.
Cada rincón de este barrio bravo guarda el eco de sus primeras cuerdas y de los sueños que nacieron mucho antes de los grandes escenarios. Por eso, la nostalgia fue el verdadero motor de este reencuentro.
El pasado 20 de noviembre de 2025, en punto de las 16:00 horas, el barrio se transformó en un set de grabación documental.

Carin no llegó solo, convirtió a La Matanza en el epicentro del regional mexicano invitando a leyendas como Lalo Mora, Eliseo Robles, Tony Aguirre, El Larry y la Clase, Los Alegres de la Sierra y el Grupo San Juan de Navojoa.
En la convivencia con los vecinos de La Matanza, el león ofreció mariscos de Los Arbolitos de Cajeme, Pollito Shilo, barbacoa del Chino Mario, y los famosos tacos de carne asada de JAF.
También regalaron cerveza artesanal del Buquibichi y bacanora a todos los asistentes de esta convivencia.

Más allá de la música, lo que marcó la jornada fue la humanidad. Carín compartió con sus antiguos vecinos entre autógrafos, dedicatorias y lágrimas de emoción, reencontrándose con rostros que lo vieron correr de niño.
Mientras tanto, las cámaras de la productora BlackCorp capturaban cada sonrisa y cada canto espontáneo que el público exigía a gritos, inmortalizando la esencia del barrio.

Carin León ha reafirmado que su compromiso es con el talento de su tierra. Volver a donde aprendió a sentir hace que sus recuerdos cobren vida con más fuerza que nunca.
Sonora es tierra que no se olvida, y Carin es la prueba viviente: su voz, nacida del desierto y templada en este barrio, viaja lejos, pero siempre regresa a casa. Porque ser sonorense no se dice, se lleva en la sangre, y Carin lo canta.



