Hermosillo, Sonora.– Mientras en la mayoría de estaciones de bomberos las mascotas suelen ser perros –y con suerte algún gato–, en la Estación Centro en Hermosillo decidieron romper esquemas con un fichaje bastante peculiar: Emma, una gallina que un día llegó sin avisar y nunca más se fue.
Todo comenzó una mañana cualquiera, cuando los tragahumo encontraron al ave tomando agua en el estacionamiento. Lo curioso es que no corrió ni puso resistencia; al contrario, se dejó agarrar como si ya supiera que ahí iba a encontrar casa, comida y hasta cariño.
“Primero pensamos en buscarle un lugar, pero ¿quién adopta gallinas? Así que la soltamos y se quedó. Desde entonces anda libre en la estación”, contó José Gálvez Avitia, bombero de línea.
Lee también: Desde hace 7 años, Inés Pérez salva y cuida mascotas con amor en su veterinaria ‘Pet Station’ en Hermosillo
Emma lleva una rutina digna de novela: llega temprano, desayuna pan, tortillas o su alimento especial (que un compañero ya le compró en un platito de lujo), pasea entre las máquinas y talleres… y luego, como toda celebridad, desaparece misteriosamente después de las 10 de la mañana.
Nadie sabe dónde se esconde, aunque sospechan que tiene doble vida en alguna casa de los alrededores.
Lo curioso es que después de las nueve y media, diez de la mañana, se nos desaparece. No sabemos dónde se esconde o a dónde se va. Y, pues, es parte de cómo fue que la descubrimos, ¿no? Cómo llegó
Durante las lluvias del huracán ‘Lorena’, la emplumada mostró compromiso laboral: se quedó tres días completa en la estación, resguardada junto a los bomberos.

Desde entonces, la relación pasó de “invitada curiosa” a “miembro no oficial del cuerpo”.
Incluso bromean con comprarle un chaleco con el logo de Bomberos, porque, ¿quién dijo que solo los dálmatas pueden representar a los héroes del fuego?
Ya todos la respetamos, le hablamos. Con uno se deja agarrar, con otro no. Hace el paseo por aquí, por el centro de máquinas, por la sala de máquinas
Por lo pronto, Emma sigue con su rutina: llega, checa que todo esté en orden, come, pasea como supervisora y se retira a sus asuntos personales.
Eso sí, cada mañana regresa puntual como relojito… porque, al parecer, la gallina ya sabe que en la Estación Centro siempre habrá tortillas y cariño de sobra.