Hermosillo, Sonora.- Yolanda Fontes, de 32 años, es bombera y mamá; es originaria de Hermosillo, y desde que era pequeña surgió en ella la inquietud por ayudar a las personas.
Cuando llegó el momento de estudiar una carrera eligió una que no le gustaba, por lo que desertó al mes y optó por algo aprender con lo que se sintiera identificada, decidiendo ser paramédico y a la vez realizó la Licenciatura en Protección Civil y Emergencias en la Universidad Tecnológica de Hermosillo (UTH).
En 2013 comenzó sus estadías en el Departamento de Bomberos, para terminar su servicio social; mientras que en 2015 empezó en la academia del mismo, donde conoció a su esposo, Carlos Martín Rodríguez.
Fue en 2016 se graduó y fue voluntaria un tiempo, hasta que dos años después tuvo la oportunidad de ser contratada para oficialmente formar parte del Departamento de Bomberos de Hermosillo.
Para 2019 su vida cambió cuando quedó embarazada, y dio la noticia a su equipo de turno, a los que considera su segunda familia. No obstante, no tenía permitido ir a servicio o subirse a la bombera, por lo que continuó colaborando en el área del C5, recibiendo llamadas y pasando los servicios a cada estación.
Su hija nació en agosto del 2020 y regresó a la actividad nuevamente como operadora, y para mayo del 2021 ya estaba de vuelta a brindar su servicio como bombera.
Recordó que al trabajar por la noche y en la madrugada el 9 de mayo de ese año, sus compañeros aprovecharon para desearle un feliz Día de las Madres.
Yolanda aseguró que su visión como bombera cambió al convertirse en mamá, pues se sensibiliza más en casos cuando hay niños involucrados.
“Todos los servicios son muy diferentes, no te encuentras ningún servicio igual, pero cuando tiene que ver con niños, uno tiene que aguantarse, como mamá tenemos el corazoncito de pollo y por cualquier cosa queremos llorar, por lo menos a mí me pasa y la verdad es muy fuerte el aguantarse esas ganas y querer proteger a los niños tanto y querer al del incendio y atender a más personas al mismo tiempo, yo creo que eso es lo más difícil”, explicó.
La bombera dijo que su vida cambió para bien, pues no se ha arrepentido de nada y al tener horarios de 24 horas seguidas y tres días de descanso, equilibra su rutina junto a la de su esposo, para que cuando descansaran ambos, le dedicaran ese su tiempo a su hija.
Yolanda aseguró que es como un sueño llevar a su hija al trabajo o que ella la visite, ya que los niños pueden verlos como una figura de inspiración.
Aseguró que aquellas niñas que quieren ser bomberas de grandes pueden serlo, y las invitó a no se rendirse y que sigan luchando por sus sueños.
“Siempre desde pequeña la quise traer, yo creo que es un sueño y más que nada para muchos niños, no nomas yo, sino que todo el departamento somos inspiración, me atrevería a decir”.