Una alternativa viable para proteger la riqueza biológica de Sonora y mitigar los efectos del cambio climático
“La nueva entrega del IPCC nos alerta sobre el hecho de que los impactos y riesgos del cambio climático son cada vez más complejos y difíciles de gestionar. Se estima que, como resultado del cambio climático, se van a plantear múltiples peligros climáticos simultáneamente, cuyas interacciones agravarán el riesgo global” Teresa Ribera, vicepresidenta para la Transición Ecológica y Reto Demográfico del PICC
Por Carlos Castillo Sánchez
Las áreas protegidas han demostrado ser una de las más eficientes y efectivas herramientas para mitigar los efectos del cambio climático, sin embargo, su instrumentación en México ha sido bastante compleja y controversial debido a que en nuestro país nunca se previó que el Estado conservara tierras federales para garantizar estos espacios de conservación, sino que se dedicó a repartir toda la tierra disponible.
Por esta razón, el establecimiento de áreas protegidas en México, a diferencia de otros países, solo puede ser a través de decretos declaratorios (y en casos excepcionales expropiatorios) y aun así “afecta” los intereses de la propiedad, ya sea social o privada bajo el argumento de la utilidad pública.
Ante esta situación, el Estado mexicano ha implementado mecanismos voluntarios para la conservación privada que a nivel federal se conocen como Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación (ADVC) como una categoría mas de Área Natural Protegida y a nivel estatal se encuentran las Áreas de Conservación de acuerdo a la Ley del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente del Estado de Sonora .
Sonora es el segundo estado mas extenso del país y aunque cuenta con grandes superficies en buen estado de conservación, también es uno de los estados con mayor impacto por los cambios de uso del suelo por el desarrollo a gran escala de actividades como la agricultura, ganadería, acuicultura, industria y minería. Todas ellas actividades de gran importancia económica, pero con grandes impactos ambientales, particularmente por contaminación de agua, suelo y aire, emisiones de gases de efecto invernadero, y pérdida de biodiversidad.
Hermosillo se encuentra entre los municipios con la tasa de cambio de uso del suelo más acelerada, no solo por ser el mas habitado sino porque presenta condiciones adecuadas para el desarrollo de la agricultura, ganadería y la industria. Aunque ha pasado de ser un municipio tradicionalmente agrícola a convertirse a la industria de la manufactura a partir de la instalación de la planta de ensamblaje de Ford en los años 80’s .
Son pues el municipio de Hermosillo y su ciudad capital una disrupción en el paisaje natural compuesto principalmente de matorral desértico correspondiente a la subdivisión de las Planicies de Sonora del Desierto Sonorense y de los remanentes que quedan del casi extinto paisaje de la Costa Central de Golfo, este último devastado por el crecimiento de la actividad acuícola y la infraestructura turística.
De tal forma que la continuidad del paisaje ha sido severamente afectada y no han sido considerados dentro de la planeación municipal los esquemas de conservación que garanticen la conectividad de los ecosistemas y la protección de corredores biológicos, como garantes de los procesos evolutivos y los mecanismos de adaptación y mitigación ante los efectos recién anunciados en la presentación de la segunda parte del sexto informe de evaluación que está siendo revisado en estos días por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (PICC) y que está dedicado a los impactos, la vulnerabilidad y la adaptación .
Las noticias no son alentadoras, de aquí que cada vez con mayor frecuencia se manifiesten los conservacionistas y científicos sobre la necesidad de tomar medidas cada vez mas audaces para garantizar la conservación de los ecosistemas y de la biodiversidad , que es finalmente el patrimonio natural que genera riqueza y desarrollo y sin el cual, no hay posibilidades de un futuro mejor para la humanidad.
De aquí que considerando las dificultades políticas, económicas y sociales que representa la creación de ANP de la manera tradicional, se esté volteando la vista hacia la conservación privada que pudiera en un futuro, considerar incentivos que impulsen aún más este tipo de áreas protegidas, por ahora, de carácter voluntario.
Sonora ya cuenta con al menos cuatro Áreas Destinadas Voluntariamente a la Conservación: 1) Cuenca Los Ojos, Municipio de Agua Prieta 2) El Aribabi, Municipio de Ímuris, 3) Sierra La Mariquita, Municipio de Cananea y 4) Parque La Colorada, Municipio de Álamos y al menos cuatro mas están en proceso de obtener su certificación.
El municipio de Hermosillo pese a su acelerado crecimiento aun cuenta con importantes superficies en buen estado de conservación, todas ellas bajo el esquema de propiedad ejidal, comunal o propiedad privada. La conservación de estas tierras bajo esquemas voluntarios podría significar una gran diferencia entre lo que se prevé que ocurra a nivel estatal con los efectos del cambio climático y cómo podemos mitigarlo y adaptarnos en beneficio de toda la población. Urge que en la planeación municipal se incorporen esquemas de conservación.
Semblanza: Biólogo egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara (1986) y del Programa de Estudios Avanzados en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de El Colegio de México (2002). Investigador del área de ecología terrestre del Centro Ecológico de Sonora (1987-1996), director de la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar (1996-2004) y director regional Noroeste y Alto Golfo de California de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (2004-2017). Actualmente se desempeña como Especialista Senior en Conservación de Wildlands Network Programa México.