El 26 de mayo de 2020 se escribió en Sonora una nueva página en el libro de la historia democrática. Hace un año se votaba en el Congreso local un paquete de reformas para garantizar la paridad total y la tipificación de la violencia política contra las mujeres por razón de género. En ese entonces, sociedad civil, representada por la Red de Mujeres en Plural de Sonora trabajaron en conjunto la propuesta con las diputadas locales Alejandra López Noriega, María Dolores del Río y Ana Gaytán, quienes fungieron como interlocutoras, y defendieron el paquete de reformas ante los diferentes grupos parlamentarios para aprobarlas con éxito. La voz de las mujeres en el Congreso representó a las mujeres de antes y de hoy.
¿Qué es la paridad?
La paridad es un derecho constitucional que se sustenta bajo el principio de igualdad: garantizar las mismas oportunidades para el acceso al poder y a la toma de decisiones a mujeres y hombres.
La paridad constituye un vehículo hacia la toma de decisiones de manera equilibrada, en una sociedad integrada por mitad de mujeres y mitad de hombres, con necesidades diferenciadas y con igualdad de derechos. La paridad total se establece para garantizar la representación paritaria en todos los poderes y niveles de gobierno, que promueva la atención de las problemáticas sociales de manera equitativa, y posibilite un sistema igualitario y justo.
Como una de las consecuencias de las reformas de paridad, el escenario político electoral actual, en el país, pronostica la posibilidad de contar con 7 nuevas gobernadoras electas este próximo 6 de junio. De acuerdo al ranquin nacional de candidaturas con mayores posibilidades de votos, 7 de las 14 candidatas a gobierno en México, se encuentran con grandes posibilidades de dar la pelea por el triunfo en los estados de Baja California, Campeche, Colima, Chihuahua, Guerrero, Tlaxcala y Zacatecas.
El resultado de este proceso a nivel nacional, sienta un precedente extraordinario, toda vez que de ganar esas siete posiciones, se llegaría en una sola elección al equivalente de las siete mujeres que en la historia de la república han dirigido una entidad a través del voto en las urnas, desde que la colimense Griselda Álvarez abrió el camino a las mujeres como mandatarias en 1979.
Sonora por sexta vez en la historia cuenta con una candidata a la gubernatura, que si bien las cifras no la ubican en la contienda final, es de reconocer la gran presencia que ha demostrado dentro del proceso electoral local, al visibilizar los obstáculos que la participación política de las mujeres ha representado históricamente.
La transición democrática paritaria nos obliga a reconocer la historia para comprender el presente. Buen momento para remembrar aquella carta que enviara Hermilia Galindo en 1916 en la antesala de la elección del primer Congreso Constituyente de 1917, donde a nombre del movimiento amplio de mujeres solicitó de manera explícita la inclusión de las mujeres en las elecciones, bajo el sencillo fundamento de ser consideradas legalmente como “personas”, quienes ya se constituían ante el estado con la misma serie de obligaciones que los varones mexicanos, pero no de las mismas garantías.
La respuesta del constituyente en aquel entonces se fundó en una negativa, al considerar que las mujeres como clase, no estaban preparadas para tomar decisiones públicas. Ideas que por siglos habían sustentado jurídica y socialmente la exclusión de las mujeres de los principios del derecho humano.
Las elecciones de este 2021, a más de 100 años de luchas feministas en México, finalmente se rigen bajo un marco legal paritario. Sin embargo las resistencias estructurales siguen obstaculizando contiendas limpias y libres de violencia.
Tan solo en este proceso electoral, la violencia política ha cobrado la vida de más de 80 personas que participan en las contiendas por un cargo público. El hecho más reciente sucedió el día 25 de mayo, con la muerte de la candidata de Movimiento Ciudadano (MC) a la alcaldía de Moroleón, Alma Rosa Barragán Santiago, quien fue asesinada cuando realizaba un acto de campaña
Sin duda, nuestro marco normativo ha permitido el logro de avances cuantitativos trascendentales en la construcción de una democracia paritaria e incluyente. Sin embargo, queda lo sustantivo, garantizar el ejercicio pleno de mujeres y hombres para acceder y ejercer el poder.
Es urgente, garantizar un cambio cultural hacia una sociedad más democrática, próspera y sostenible. La democracia debe ser paritaria, inclusiva y sin violencia, o no lo será.