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sábado, noviembre 23, 2024

India nos recuerda que la batalla no ha terminado

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Imposible no voltear a ver lo que está sucediendo en la India, las imágenes de calles convertidas en crematorios a cielo abierto, trabajando día y noche, son símbolo de la pesadilla por covid-19 que atraviesa el segundo país más poblado del planeta, donde el simple hecho de poder respirar se ha convertido en un lujo que no todos pueden permitirse.

A penas el pasado mes de febrero, funcionarios del partido en el gobierno, Bharatiya Janata, cantaban victoria y se congratulaban de haberse convertido en ejemplo global en el manejo de la pandemia. Pero el coronavirus no había dicho su última palabra, dos meses después la India vive un “tsunami”, como lo ha descrito la prensa local. La nueva ola de casos que se reportan en el subcontinente asiático representa cerca del 38% de los casos mundiales, en comparación con solo el 9% de hace un mes. En la última semana, se han registrado más de 300 mil nuevos contagios por día y más de 100 muertes por hora. Tan solo el 25 de abril, la India registró más de 350 mil nuevos casos, la mayor cantidad reportada en un solo día, en cualquier país del mundo, en cualquier etapa de la pandemia.

El escenario que vive el subcontinente asiático es el que el desde el inicio de la crisis se temía podría llegar a suceder, una explosión del número de contagios; hospitales públicos y privados saturados; pacientes que esperan a ser atendidos en ambulancias, coches o banquetas; enfermos que mueren a falta de oxigeno; un creciente mercado negro de insumos médicos y un poder político rebasado por la tragedia.

Es una paradoja que India, uno de los mayores productores de vacunas del planeta, calificado como la “farmacia del mundo”, donde se elaboran una gran cantidad de insumos para enfrentar la crisis sanitaria, esté viviendo hoy una situación crítica. Contrastan las imágenes de personas que mueren en las calles con las imágenes de plantas que producen millones de vacunas a algunos kilómetros de distancia.

Los médicos señalan que la aparición de una nueva variante del virus en India habla de su adaptación a diferentes ambientes y a diferentes respuestas inmunológicas, pero aclaran que esa no es la única explicación del caos que se vive en el país de más de mil trescientos millones de habitantes. Mientras la mayor parte del mundo continúa limitando las concentraciones humanas, en los meses recientes el país cuna del budismo fue escenario de eventos masivos, miles de personas a lo largo del Rio Ganges se congregaron para celebraciones religiosas y se organizaron tumultuosos mítines políticos.

En India el contagio del virus fue alimentado por un discurso triunfalista que llevó al gobierno del Primer Ministro, Narandra Modi, al relajamiento generalizado de políticas de distanciamiento social; mientras que la escasez de insumos médicos y de camas de terapia intensiva se ha visto agravada por un sistema de salud en pésimas condiciones dada la sistémica subinversión pública.

La primera lección que debiéramos tomar de la tragedia que se vive en India, es que a pesar de que el inicio de las campañas de vacunación en el mundo, hace ya cinco meses, pueda darnos la falsa sensación de que el fin del túnel esta próximo, la realidad es que la pandemia está lejos de haber terminado. No hemos sabido predecir su evolución, cada vez que se hacen predicciones a largo plazo se cometen errores. Siempre pensamos que ya hemos logrado una especie de inmunidad colectiva, pero la evidencia demuestra que no ha sido el caso, no lo ha sido en Brasil, no lo ha sido en la India y desde luego no lo es en México. La batalla no ha terminado.

La segunda lección es que la emergencia de la India se ha convertido en una emergencia global. Se ha repetido que “nadie está a salvo, hasta que todos estemos a salvo” y lo que sucede en el país sudasiático es un buen ejemplo de ello. Entre otros, el Reino Unido, la Unión Europea, Tailandia, Qatar y el sector privado han movilizado el envío de insumos médicos a la India. No solamente por tratarse de una exigencia moral sino también por un interés de limitar la propagación del virus y evitar el surgimiento de alguna variante que pudiera ser resistente a las vacunas ya desarrolladas. Además, esta crisis tiene el riesgo de tener consecuencias en otros lugares del mundo, es probable que la industria india tenga que disminuir su exportación de vacunas, particularmente aquellas que van rumbo a países de Africa. Una vez más hay que reconocer que este virus no puede mitigarse en un solo país, sino que tiene que vencerse en todo el mundo. Sin colaboración internacional no lograremos dejar atrás la pandemia.

@B_Estefan

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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