Por Daviana Ley
Rosalba Alcaraz egresó como bailarina de Universidad de Sonora, en su formación tuvo contacto con las artes escénicas y participó en obras de diversos tipos, como regionales, cabaret y hasta obras infantiles, por lo que también tuvo relación con los guiones, por ende, la escritura.
Junto a la formación académica, su madre y padre la educaron con muchas lecturas y escritos, por lo que se convirtió en un gusto personal, es hasta el año 2015 cuando se anima a publicar sus letras porque la invitaron a participar en una mesa de mujeres entorno a la poesía erótica y el escrito libre: “Mujeres en su tinta”.
Tras ese evento decidió participar en convocatorias: una de éstas se llama “Hago cosas”, es de origen español y ella fue una de las 20 seleccionadas de la tercera edición, dando como resultado el libro “Autor/”.
“Besos” se hizo a nivel Latinoamérica a cargo de la editorial tapatía Bis Con Verso, ella quedó seleccionada entre otras 14 personas, y la más reciente se dio a conocer el pasado 14 de febrero, trata de una antología de amor y desamor que se organizó en Ciudad de México, la cual, está disponible de manera digital por Amazon.
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Además de éstas 3 publicaciones ella realizó un poemario, mismo que editó, imprimió y forró, éste no tiene editorial, pero sí muchas razones de existir, una de ellas es el seguir expresándose, por eso también creó sus redes, Alcarajo con las letras, y su negocio Desierto y Arte.
Para Rosalba escribir es una necesidad, lo ha hecho de forma independiente y también consulta todas las convocatorias que se le crucen y que encuentra, pero ha notado que muchas de éstas no le dan los beneficios ni el reconocimiento digno al autor, orillándolos aún más a encontrar otras formas de publicarse.
En Alcarajo con las letras compartía sus poemas completos, se dio cuenta de que no tenían tanto impacto y cambió la estrategia, publicar por versos. Desierto y Arte nace en 2020 y por la pandemia buscó otras maneras de vender sus escritos porque gran parte de la sociedad local no consume autores si no son reconocidos, contó.
Los poemas, así sean por versos o completos, los imprime y acompañan los productos que le compran: cuenta con camisetas y cubrebocas ‘tye-dye’ o decolorados, plantas desérticas, tazas-pipa y lienzos o impresiones enmarcadas para resaltar las palabras, algunas son lo que ella quiere decir y otras veces el cliente le pide hablar de cierto tema.
“Llega un momento en donde te conviertes en la señora de las plantas aunque siempre he tenido ese gusto, lo que decidí fue vender plantas desérticas porque en mi proceso artístico me gusta mucho meter el desierto […]
Te vendo la planta y mi necesidad o búsqueda es que la gente consuma, porque en estos tiempos es poca la gente que se involucra en las letras. Todo es más digital y siento que estamos perdiendo esa cultura lectora”.