Hermosillo, Sonora. Juan Carlos es repartidor de comida y recorre a diario las calles de Hermosillo en su bicicleta. No escucha bien y tiene dificultad para hablar, pero ha encontrado la manera de comunicarse con sus clientes a través de una aplicación.
Cuando era pequeño, a Juan Carlos Castro Rivas no le preocupaba mucho aprender lengua de señas o encontrar una manera de relacionarse con los demás, pero conforme creció, y al ver que era algo importante, actuó.
A sus 21 años, el joven decidió comenzar a trabajar como repartidor de comida en una plataforma digital, y aunque ha sido un difícil camino, se siente motivado y contento de haberlo hecho.
“Al inicio no le daba importancia -a comunicarse con otros-, pero con el tiempo avanzaba tanto mentalmente para andar en la calle, que mi hermano me comentó que hay personas afuera con diferentes capacidades a las mías.
Yo no puedo escuchar bien, pero puedo andar en la calle y una tarde calurosa fui a las oficinas de Uber. Simplemente me aceptaron de buena forma y me atendieron de todas las maneras posibles”, comentó Juan Carlos sobre aquél primer día en esta nueva etapa.
Recuerda que, cuando estaba en primaria, aún podía escuchar un poco, pero después su sentido se fue deteriorando; él mismo considera que la discapacidad auditiva se originó poco a poco desde el nacimiento.
Si bien es cierto, las plataformas digitales de servicios, como transporte o comida, informan al cliente si la persona que lo atenderá tiene algún tipo de discapacidad, Juan Carlos decidió hacer uso de una aplicación distinta para no crear una barrera de comunicación, sino derribarla.
El joven usa “Transcripción instantánea”, en donde puede hablar y el teléfono, al detectar las palabras, las escribe de manera automática, logrando formar textos que se muestran tanto Juan Carlos al cliente y viceversa.
“La primera vez era complicado conocer la aplicación, ya que simplemente salía a la calle a repartir y la forma de comunicarme con ellos era por mensaje.
En la aplicación de Uber hay una opción donde puedes poner un botón si tienes dificultad para comunicarte con el cliente, entonces la activé, pero no estoy seguro si se le informa al comensal. Así que yo simplemente les hablo por mensaje y así me comunico con ellos”.
Las ganas y la motivación de Juan Carlos por trabajar, salir a las calles y combinar eso con su gusto por andar en bicicleta son notorias, pero el joven también se ha enfrentado a situaciones desagradables, sobre todo cuando se trata de educación vial en Hermosillo.
En varias ocasiones se ha visto en peligro, sobre todo porque asegura que muchos conductores de la ciudad no utilizan las direccionales, no respetan a los ciclistas ni tampoco las pocas ciclovías.
“Aunque lo pidiera, sé que es mucho para el gobierno. Hay muchas más calles donde es inseguro circular con la bicicleta y, aunque falten las ciclovías, hay calles porosas y hay nuevas.
Siempre renuevan las de lugares populares, más que otras calles abandonadas donde siempre se circula. Sería bueno que mejoren todo eso y con el tiempo la gente saldría a la calle a usar la bicicleta”.
“El ciclismo es divertido. Cualquier cosa puede suceder cuando vas en bicicleta. Necesitamos que los conductores disminuyan la velocidad. Brinde el espacio para viajar seguro.
Cada día que salgo a rodar, me pregunto si todo saldrá bien. Como ciclista, le estamos haciendo un favor a todo el mundo, porque reducimos la contaminación, aliviamos la congestión de tráfico y hacemos algo de ejercicio”, continuó, “necesitamos seguridad y ciclovías en Hermosillo, porque yo ruedo en dos ruedas”.
Juan Carlos invitó a otros jóvenes a motivarse, a dejar sus camas, a levantarse y “sacudirse la flojera”, a preguntarse sobre su futuro y aprovechar las oportunidades que existen afuera, cuando realmente se buscan.