Si en los siglos anteriores la ansiedad del ser humano se cristalizaba en torno a la pregunta ¿hay vida después de la muerte?, en los tiempos modernos nuestra angustia parece preguntarse ¿hay vida antes de la muerte?
En la fila en un supermercado escuche a la persona que pagó decir “que no le pusieran sus cosas en una bolsa, haber si así se compone nuestro planeta” la cajera con una amable sonrisa afirmo “como si el planeta fuera el responsable de lo que esta pasando”.
¿Porqué llevamos las cosas a los extremos? Y es precisamente como quiero abordar el tema de hoy.
Hablemos del estrés, el asesino ya no tan silencioso de este siglo, cada vez tiene mayor reconocimiento e importancia a los efectos en el ser humano. El DSM-5, afamado manual de diagnóstico de los trastornos mentales, lo define como un trastorno por la exposición a un evento traumático o estresante.
Ahora bien, el ser humano para moverse, caminar, reír, saltar, pensar, ser o estar, ocupa una dosis de estrés que le permita actuar, por lo que es parte de la vida. Así que la tensión es un esfuerzo mal dirigido, ya que un esfuerzo manejado debidamente, se convierte en rendimiento de energía concentrada, lo que significa que el esfuerzo productivo debe ser seguido de una liberación de energía acumulativa, de lo contrario esa energía queda detenida, apresada y el resultado será una tensión excesiva.
La vida esta llena de tensión y de pronto todos queremos eliminar el estrés de la nuestra, aunque en realidad es la acumulación de estrés lo que resulta verdaderamente dañino. Estudios recientes han demostrado que estar bajo muy poco estrés puede ser tan peligroso como estar sujeto a uno excesivo.
El estrés aparece siempre que exista un cambio en la vida que altere el equilibrio. El ser completo (cuerpo, emociones, mente y espíritu) reacciona a los cambios para prepararse ante la situación, en virtud de que se ha demostrado que la mayoría tenemos un nivel de adaptabilidad capaz de responder a las altas y bajas de la vida diaria y mantenernos saludables.
Sin embargo, en los tiempos actuales los cambios están ocurriendo a velocidades sorprendentes, el ser humano vive permanentemente en un ambiente de cambios cotidianos físicos y sociales que piden al organismo un ajuste constante para reaccionar o defenderse de tales cambios.
Vivimos en plena era de la velocidad, las horas, los días pasan y los seres humanos somos los angustiados habitantes de un mundo en el que podemos saber lo que sucede en todas partes, podemos estar en todas partes, verlo y oírlo todo, un mundo donde los días no alcanzan para producir y consumir todo lo que nuestros “deseos” necesitan o creen necesitar.
Y eso nos va llevando a acumular tensión sin que nos demos cuenta, sumando ansiedad, angustia y algo que de inicio es parte de la vida, nuestra gasolina podría decirse, porque puede ser tan bueno que nos ayuda a mover este importante engranaje, a darle vida, motivación, pasión; pero, también puede ser muy tóxico.
Todos hemos escuchado hablar de las consecuencias de la adrenalina y noradrenalina en exceso. Hay estudios que mencionan que después de un susto por ejemplo si vas caminando por la calle y de pronto por dentro del cerco de una casa te ladra un perro, sin duda generará un sobresalto, a partir de ese momento, tenemos 5 segundos para volver al organismo al equilibrio.
Atención a esto: los niveles se manejan por grados de tensión y se van sumando desde el momento de alarma, pasando por la resistencia hasta llegar al agotamiento. Los síntomas de inicio pueden ser inquietud, ansiedad, ira, depresión y temor; resistiéndose hay negación de los sentimientos, aislamiento, poco interés por las cosas para llegar al agotamiento, que es el momento cuando ya la persona tiene una pérdida de confianza en sí, alteración del sueño (insomnio), conductas no usuales, hipertensión, úlceras, depresión, tics nerviosos; hasta llegar a todo lo que ya conocemos, muchas enfermedades serias aquí tienen su detonante.
Así que evitemos llevar al extremo nuestra vida, de nuestras acciones, aprendamos a identificar a la primera, quedémonos en la etapa de alarma para evitarnos mayores consecuencias que muchos seguramente hemos pasado, por no decir padecido.
Indra Devi, estudiosa de la cultura y espiritualidad de la India, sostiene que en el mundo animal del cual forma parte el ser humano, este es el único ser que mantiene su cuerpo en completa tensión durante bastante tiempo.
La clave para una vida sana es encontrar el equilibrio, de manera que el nivel diario de estrés resulte estimulante a la vez que controlable, hay que aprender a manejarlo. (técnicas para el manejo del estrés, próximamente).
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