La bala de plata, según la leyenda, es el único tipo de munición capaz de matar al hombre lobo. Y pese a los múltiples intentos de encontrar esa bala de plata que acabe con el coronavirus, “puede que nunca la haya”.
Así lo advirtió este lunes Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que utilizó esta expresión popular en inglés para referirse a una panacea, un remedio definitivo contra una enfermedad que ha infectado a 17,5 millones de personas y causado 686 mil muertes en todo el mundo en solo unos meses.
“Varias vacunas se encuentran en la fase tres de las pruebas clínicas y todos esperamos que de ellas salgan vacunas eficaces que ayuden a que la gente no se infecte, pero ahora mismo no hay una bala de plata y puede que nunca la haya”, dijo el responsable de la OMS en una conferencia de prensa desde Ginebra.
Por eso, Ghebreyesus hizo un llamamiento a perseverar en las medidas que hasta ahora han dado resultado en la contención de la pandemia, “lo básico en salud pública y control de enfermedades: test, aislamiento, tratar a los pacientes y rastrear y poner en cuarentena a sus contactos”, recordó el experto. Para los ciudadanos, “mascarillas, distancia de seguridad, higiene frecuente de manos y toser de forma segura para los demás”. “Hacerlo todo”, insistió.
Los expertos del organismo de la ONU subrayaron la necesidad de detener la cadena de contagios, ya que el porcentaje de muertes entre los infectados es “muy alto”. La jefa del Departamento de Enfermedades Emergentes de la OMS, María Van Kerkhove, explicó que aunque el porcentaje de fallecimientos entre los casos diagnosticados de COVID-19 es cercano al 4%, la tasa real es probablemente menor al 1%, en concreto, del 0,6%, según los estudios citados por la experta. Aunque es un porcentaje que “en principio podría no parecer muy alto, sí lo es teniendo en cuenta la gran capacidad de transmisión” de la enfermedad.
Ghebreyesus pidió a los países que consigan controlar la transmisión que mantengan la vigilancia, ya que “levantar las restricciones demasiado pronto puede dar lugar a rebrotes”.
Por su parte, el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, advirtió de que en países con una alta transmisión de la enfermedad, como Brasil o India, “el camino de salida es aún largo”, y requiere un “compromiso sostenido”. En algunos casos, adelantó, será necesario que los Gobiernos den un paso atrás y reconsideren su estrategia para comprobar si están haciendo todo lo que pueden contra el virus.
Mantener la lactancia materna
El director general de la OMS también hizo hincapié en que los servicios sanitarios fomenten la lactancia materna incluso si las madres o sus bebés tienen sospecha o confirmación de padecer COVID. “Los beneficios superan en mucho los riesgos de la infección”, dijo Ghebreyesus, con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra entre el 1 y el 7 de agosto.
También pidió que se mantuvieran el piel con piel con el recién nacido o el método canguro. Durante la pandemia, la falta de información acerca de las consecuencias de la enfermedad en las embarazadas y los bebés y el miedo al contagio provocaron que en muchos hospitales se abandonaran estas prácticas y se separara a las madres de los recién nacidos, pese a que la OMS casi desde el principio informó de que no era necesario.
Información tomada de www.elpais.com
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