Es domingo y Sandra recorre las calles vacías de Hermosillo, con el sol de frente. En sus brazos lleva tres tubos con bolsas colgando, cinco sombreros sobre su cabeza y un gancho con pulseras tejidas a mano. En medio de la contingencia por COVID-19, intenta vender algo para llevar comida a casa.
Sandra Santillán tiene 37 años, es una mujer mixteca originaria de Huajuapán de León, en Oaxaca, madre de cuatro y es artesana. Vive en la capital de Sonora desde hace 22 años y encabeza una de las 60 familias mixtecas, triquis y zapotecas residentes de Hermosillo que por años se han dedicado a la organización de eventos y exposiciones culturales, pero la economía se les desplomó y no han encontrado quién les ayude.
Después de algunas semanas de intentar vender en las calles, pero también de llamar y visitar instituciones gubernamentales -donde les sellaron de recibido sus cartas con peticiones sin respuesta- encontraron la solución: Sandra prestó su patio y junto a cuatro de sus compañeras puso una lona, unas mesas y toda su artesanía sobre ellas.
Las mujeres se organizaron no solo para vender lo que elaboran, sino que están dispuestas a intercambiar su artesanía por comida.
“Tuvimos la gran idea de poner nuestra artesanía en el patio de la casa para que la gente se ubique y quiera venir a comprarnos, a apoyarnos o cambiar algo con una despensa”, explicó Sandra, “para pasarla, de esta enfermedad que viene en camino, porque nadie sabe para cuándo va a durar lo que está pasando ahorita”.
Buscar apoyos
Alfreda Hernández y Leurdia Mendoza, mujeres triqui y mixteca, respectivamente, organizaron a las familias de sus comunidades y pidieron apoyo a Tonatiuh Castro Silva -investigador de la Dirección General de Culturas Populares en Sonora, quien les ha ayudado a gestionar proyectos desde hace más de 20 años- para redactar unas cartas que entregaron entre el 2 y el 20 de abril a distintas instituciones: DIF Sonora, el Gobierno del Estado y la Secretaría de Bienestar.
En ellas, exponen la aportación cultural que han hecho a la región, pero también las afectaciones que viven actualmente y sus peticiones: despensa y productos de uso doméstico, así como facilidades de pago en los servicios de electricidad de agua.
“Realmente no sé cómo explicar que la situación es crítica”, dijo Alfreda, “aunque no estamos muy acostumbrados a comer muchas cosas que digamos -siempre comemos frijol, arroz, sopa- pero de todas formas eso se acaba y realmente necesitamos que tomen en cuenta la solicitud que mandamos.
Anteriormente, no hemos dependido de nada ni nadie, nomás hemos trabajado siempre, por nuestras propias cuentas y traemos el sustento cada día a nuestra familia, pero lo que está pasando es crítico, no solo yo en mi casa, sino todas las personas que dependen de este trabajo”.
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En el caso de DIF, se señaló que ya se había apoyado a una de las familias en días anteriores y, la tarde de este 28 de abril, se entregaron otras despensas en la colonia Café Combate, donde al menos tres familias mixtecas recibieron alimentos. Se preguntó por el oficio que fue sellado de recibido en la institución, pero no hubo respuesta.
El Gobierno del Estado no confirmó si recibió la petición, pues cuando Alfreda acudió a dejar la carta, una persona le tomó foto al documento afuera del Palacio de Gobierno y le dijo que la enviaría al área correspondiente. La Secretaría de Bienestar sí selló de recibido la carta, sin embargo, no señaló algún seguimiento al respecto.
“Lo que nos exhibe esta conducta por parte de funcionarios es el desconocimiento del marco normativo e institucional que dispone la atención a los pueblos originarios”, dijo Castro Silva, “en consideración no solo de la vulnerabilidad de su condición socioeconómica, sino de su condición étnica, lo cual demarca una diferenciación en la atención que debemos brindar los servidores públicos a determinados sectores específicos, como los pueblos originarios, porque las normas locales, federales e internacionales lo establecen; sean o no sean de Sonora, estas familias tienen al menos tres generaciones en el estado”.
Falta de respuesta
Al no escuchar respuestas, Alfreda también intercambiará sus productos. Ella teje en telar, tiene juguetes de madera, sombreros, pulseras y bolsas. El trueque siempre ha existido para los triquis y es una forma de obtener recursos de la que se siente orgullosa.
“Si ellos traen una bolsa de despensa y quieren algo de mi mercancía, como un sombrerito para ahorita que hace mucho calor, se lo podría cambiar; eso también puede ser válido para mí”, dijo Alfreda.
“El trueque no es novedad, siempre ha existido desde la antigüedad”, afirmó, “mi suegra sembraba plátanos, llevaba su ramito y lo cambiaba por una bolsa de tomates; está bonito hacer trueque”.
Una cruda realidad
Martín jalonea la blusa de Soledad, su mamá, y la mira hacia arriba. “Mamá, ¿me compras?”, le repite en varias ocasiones. “Los niños están pide y pide y nosotros nomás nos quedamos mirando la cara de ellos”, dice la mujer triqui de 30 años.
“Teníamos planeado con la venta, vender en las Fiestas del Pitic, estábamos preparados”, explicó sobre el evento para celebrar el aniversario de Hermosillo y que se canceló por la contingencia, “lo poquito que teníamos, surtimos las cosas para vender y todo se quedó atorado”.
Amadeo Santiago, su cuñado, se recarga en una pared apenas enrejada en el exterior de la casa y se seca el sudor. “Se metió la solicitud, pero todavía no han dado respuesta de qué nos vana ayudar, a ver qué explicación nos pueden dar”, dijo.
Mientras tanto, en algunos patios de las colonias Café Combate y Solidaridad, quizás también los de la colonia Cuatro de Marzo, Real de Minas y algunas otras donde viven estas familias desde hace tiempo, se empiezan a acomodar mesas con objetos coloridos.
“Es lo que queremos nosotros para no andar en las calles y no afectar a otra gente en los comercios”, concluyó Sandra, “mejor poner nuestra mesa en el patio de nuestra casa y que llegue toda la gente de Hermosillo, que sepa que estamos aquí, que este es nuestro lugar de trabajo, por si quieren apoyarnos con algo o comprarnos; creemos que esta es una gran idea que pensamos en la familia de artesanos”.
Para apoyar a las familias de artesanos. Puede comunicarse a los siguientes teléfonos, así como visitarles en sus domicilios.
– Sandra Santillán, al (662) 123-2600 y en Atotonilco #106, entre Ocotlán y San Juan de los Lagos, col. Café Combate. (Familia Mixteca).
– Magdalena Florencia Cortés Cruz, al (662) 182-8007. Número de cuenta en Oxxo: 4766 8415 0872 0490. (Familia Mixteca).
– Soledad Martínez al (662) 517-9446. (Familia Triqui).
– Amadeo Santiago Macedonio, al (662) 145-4895 y en Jalostitlán #91, casi esquina con Zapopan, col. Café Combate (Familia Triqui).
Asimismo, con los representantes de las familias y responsables de las cartas y eventos colectivos:
– Alfreda Hernández, al (646) 208 2325 y en Tepehuanes #162, entre Sierra del Tule y Sierra de las Pintas, col. Solidaridad (Triquis).
– Florencio Martínez, al (662) 173 4372 y en Puerto Vallarta S/N, entre Zapopan, col. Café Combate. (Triquis).
– Leurdia Mendoza, al (662) 401 3084 y en Calle Jalostitlán entre San Juan de los Lagos y Ocotlán, col. Café Combate. (Mixtecos).