Debido a la contingencia mundial y el aislamiento de las personas por el COVID-19, ha permitido que las ciudades descansen del tráfico y la contaminación, lo que ha permitido que organismos vegetales como las flores y las plantas encuentren un mejor entorno para desarrollarse libremente, además de un pequeño retorno de abejas en los centros urbanos.
Es posible que con toda esta nueva situación de estar en casa las plantas y flores crezcan sin restricción de ser cortadas o molestadas, lo que permitiría un claro aumento de la vida silvestre y al mismo tiempo de las abejas.
La organización Europea de conservación de plantas silvestre, Plantlife, asegura que los bordes de carretera y pequeños jardines son el mayor refugio para innumerables especies de plantas que han sido desplazadas de sus entornos naturales por la expansión agrícola y las viviendas residenciales.
El experto botánico de Plantlife Trevor Dines explica como las autoridades municipales se han dejado guiar por practicas de impacto en la flora local, esto no deja prosperar los ecosistemas en desarrollo al ser cortados sin madurar, pero ante la actual crisis muchas de estas practicas han sido suspendidas, cosa que ha facilitado que vuelvan la vida estos organismos vegetales en la ciudad.
Claramente este nuevo crecimiento de las poblaciones de flores ayuda a que aumente el número de insectos, mariposas, murciélagos y abejas.
Las plantas crecen sin restricción mientras las abejas intercambian polen y néctar, estos pequeños animales devuelven el transporte de polen de la parte masculina a la femenina de la planta.
Tomado de EL tierrero.com