Las adicciones no sólo son difíciles para la persona que está pasando por ellas sino también para los familiares o las personas cercanas a ellos. ¿Cuántas promesas han escuchado? Seguramente muchas, como: “¡Esta es la última vez que tomo! ¡Tienen que confiar en mi recuperación!”
¿Cómo lo podemos ayudar? ¿Cuándo va a dejar de tomar? ¿Cuál es nuestro papel ante la adicción? Efectivamente no solo el adicto, toda la familia sufre; la única diferencia entre el alcohólico y el codependiente es que los familiares no usan sustancia, pero la relación familiar gira alrededor de la sustancia. Pareciera que la tranquilidad y felicidad de la familia depende de la recuperación del enfermo.
Comúnmente observamos cómo la familia actúa en torno a conductas codependientes con tintes de culpa, amenaza, vergüenza, soborno y tristeza:
“Si me quisieras no harías esto.” “Si vuelves a tomar te vas de la casa.” “Eres un egoísta.” “¿Cómo le haces esto a tu familia?” “Nos estás haciendo sufrir”.
Efectivamente los familiares sufren y se sienten culpables por no poder hacer que su ser querido deje de tomar o drogarse. La codependencia se refiere a una adicción a un adicto, de la misma forma en la que el adicto pierde el control de su vida por su consumo, el codependiente pierde su vida por el intento de cubrir, controlar y corregir a su familiar.
Información tomada de www.excelsior.com.mx