Mientras crece el encono en el mundo virtual de las redes sociales, en la vida real se abren posibilidades de diálogo entre el presidente y la oposición, al arranque de un nuevo periodo ordinario de sesiones en el Poder Legislativo.
Como suele ocurrir, lo importante y complejo nunca llega a ser hashtag o tendencia. Lo que no es escandaloso o motivo de escarnio y golpeteo no es tema para los influencers, ni un producto que se cotice bien en el mercado de los bots. Quizás por eso, pasó un poco desapercibida la reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador con los coordinadores parlamentarios de la Cámara de Diputados, incluidos los opositores.
A las legiones de Twitter no les parece atractiva la posibilidad de que el presidente dialogue con sus opositores. A la nueva comentocracia que habita el mundo de las redes no le conviene que se detenga la polarización, pues bajarle de tono a sus descalificaciones podría llevarlos a perder likes, retuits y followers; lo único que realmente les importa.
No fue “trending topic”, pero el desayuno ocurrido la mañana del jueves 6 de febrero en Palacio Nacional podría marcar un hito en la Cuarta Transformación.
Un presidente que durante más de un año había ignorado a sus interlocutores naturales del Poder Legislativo decidió recibir a la presidenta de la Cámara Baja, la panista Laura Rojas, y a los coordinadores del PAN, Juan Carlos Romero Hicks; del PRI, René Juárez Cisneros; de MC, Tonatiuh Bravo, y del PRD, Verónica Juárez.
Por primera vez en lo que va del sexenio, el diálogo de López Obrador al arranque de un periodo ordinario de sesiones de la Legislatura no fue sólo para tirarle línea a las bancadas de Morena, PT, PES y Partido Verde. Esta vez, se abrió la posibilidad de que los que no piensan como Andrés Manuel puedan poner sus prioridades sobre la mesa.
El presidente, según lo que reportó la prensa de ese encuentro, reiteró que el marco legal que requería en su sexenio está prácticamente completo. Y repitió lo dicho un día antes de esa reunión, al conmemorar el 103 aniversario de la Constitución en Querétaro: que la 4T ya tiene su constitución gracias a las múltiples reformas hechas entre septiembre de 2018 y diciembre de 2019.
¿Qué esperar entonces del segundo periodo ordinario de sesiones del segundo año de la 64 Legislatura?
El presidente pidió tres reformas: al artículo cuarto, para elevar a rango constitucional las pensiones y programas sociales de su administración; al 108, para eliminar el fuero del que aún goza el presidente de la República, y al 41, para reducir el financiamiento público a los partidos políticos (un asunto que ya fue desechado en noviembre pasado, pero que él insiste en sacar addelante).
La agenda legislativa presidencial –al menos la que se discutió con diputados– deja fuera un asunto que había causado gran polémica: la reforma de procuración de justicia, de la que circuló un impresentable borrador cuya autoría hoy nadie reconoce.
Tampoco vislumbra el presidente una reforma político-electoral como la que plantean algunos diputados y personajes ligados al gobierno y al partido oficial.
La propuesta que el diputado Sergio Gutiérrez Luna presentó en la plenaria de Morena la semana anterior, basada en seis puntos que implicarían replantear por completo el sistema electoral mexicano, no es compartida por López Obrador, quien ha dicho una y otra vez que ese tema no es prioritario en este momento.
Según el coordinador de Morena, Mario Delgado, el presidente tampoco tiene en su agenda la elección de cuatro integrantes del Consejo General del Instituto Nacional Electoral, el tema de temas con el que arranca el periodo ordinario de sesiones en San Lázaro.
Delgado afirma que el presidente no se meterá en eso, aunque la oposición asegura que sí existe la intención presidencial de “capturar” al órgano electoral con cuatro enviados de la 4T a la llamada “herradura de la democracia”.
La elección de cuatro consejeros comenzará a procesarse esta semana, cuando la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados emita la convocatoria respectiva, y deberá concluir el 3 de abril, fecha en la que vence el nombramiento de Pamela San Martín, Marco Baños, Benito Nacif y Enrique Andrade.
En paralelo, el Senado de la República deberá procesar el nombramiento de dos comisionados del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).
Si estos nombramientos no hacen corto circuito, la Cámara y el Senado podrían avanzar en otros temas que tienen pendientes.
La Cámara baja podría atender, al fin, la petición de la Corte para especificar cómo y en qué monto se debe determinar el salario del presidente, que sirve como tope máximo para las remuneraciones de todos los demás servidores públicos.
El Senado podría entrar de lleno a la discusión de la reforma judicial, cuya iniciativa será presentada el 12 de febrero por el senador Germán Martínez y el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar.
El uso lúdico de la cannabis, el Outsourcing, la extinción de dominio son otros temas que aparecen en la agenda legislativa de ambas Cámaras.
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En algún momento del desayuno del jueves, el presidente ofreció a los coordinadores parlamentaros verse periódicamente para revisar el avance de la agenda y, al calor del chocolate que sirvieron en Palacio, hasta se abrió la posibilidad de que Andrés Manuel regrese un día al Congreso para dialogar directamente con los legisladores. Una posibilidad –la del diálogo Presidente-Parlamento– clausurada desde el conflictivo 2006.
La reunión del presidente López Obrador con legisladores de oposición tal vez llegó un año tarde, y sólo incluyó a la Cámara de Diputados, donde Morena puede procesar cualquier reforma con los votos de su bancada y sus aliados.
Pero no es mala señal que, mientras en el mundo virtual de las redes sociales crece la polarización y el encono entre obradoristas y antiobradoristas, en la vida real se abra una oportunidad de diálogo.
