El cariño que Choco, un can de 4 años sobreviviente al cáncer de testículo, demuestra a cualquier humano es muy notorio. No le importa estar ciego, pues desarrolló al máximo su sentido del tacto, sobre todo cuando se deja acariciar por Carolina Araiza Sánchez.
La coordinadora de la asociación protectora de animales Pata de Perro es su madre humana, quien busca un adoptante responsable para Choco, una mascota que goza de buena salud, ya que gracias a las quimioterapias, cuidados diarios y amor incondicional salió adelante.
“Choco llegó hace ya dos años con nosotros, fue un rescate que se hizo por medio de un reporte que se nos publicó en redes sociales, en la página de la fundación “Pata de Perro” y en inicio el problema de Choco era que tenía cáncer, un tumor venéreo transmisible, que se desarrolla por contagio sexual en las “partes” de los perros”.
“Era un tumor bastante avanzado, era una masa bastante grande, muy considerable, que habría que tratar con quimioterapias pero después se hizo una cirugía de reconstrucción, puesto que ya estaba muy desarrollado. Entonces básicamente fue un rescate que se hizo por este reporte que se publicó en redes sociales”, detalló la voluntaria de Pata de Perro.
Carolina contó que cuando Choco llegó a la clínica veterinaria Pet Station, ubicada en la colonia 5 de Mayo, perdió la visión de uno de sus ojos y el otro empezó a deteriorarse al punto de tener que extirparlos.
“Desafortunadamente cuando Choco llegó con nosotros, uno de sus ojos ya no funcionaba, ya había perdido la vista de uno de sus ojos. Al tiempo el otro ojo empieza a deteriorarse poco a poco, empezó con mucha presión, traía un sangrado, entonces primeramente nos dijeron que había que extirpar el ojo que tenía malo para que no le ocasionara problemas, infecciones, etcétera”.
“Se hace esa cirugía y al tiempo empieza el otro ojito a dar problemas también, de tal forma que el oftalmólogo nos hace la recomendación también de extirpar el otro ojito para que ya no fuera algo recurrente y que no tuviera mayor problema, de tal forma que Choco se convierte en un perro discapacitado, él ya no tiene la vista”, abundó la amante de los animales.
Pese a ser un perro ciego sobreviviente de cáncer, Choco aprecia cada segundo de estar vivo, además, se adapta a cualquier espacio que va conociendo mediante su olfato y tacto, comentó Carolina.
“Sin embargo se ha acoplado bastante bien, se ubica en su espacio, se ha vuelto un poco más desconfiado con otros perritos, con los humanos no, es muy sociable, pero con otros perros tiene sus reservas por esto mismo. Ha tenido terapia con entrenamiento pero sí necesitamos darle mucho seguimiento para que el pueda socializar como lo hacía antes”, detalló Carolina.
Choco y Remo, su mejor amigo
Cuando Choco perdió la visión, Remo, un perro criollo, se convirtió en su guía y mejor amigo, por lo que uno de los requisitos para quien brinde hogar al can discapacitado, es que ambos sean adoptados, explicó Carolina Araiza Sánchez.
“Es un perrito muy especial que requiere atención de cierta manera, sobre todo ubicarlo en los espacios para que no se esté golpeando constantemente, aquí ya conoce bien, lo tenemos de huésped permanente”, abundó.
“En la clínica veterinaria (Pet Station) nos hacen el favor de tenerlo aquí, porque no ha salido aquella familia que nos convenza a nosotros para saber que ellos van a estar bien, porque quisiéramos que se fueran los dos juntos, que no se hagan falta mutuamente…
El requisito es que se vayan los dos, sobre todo una persona que lo quiera, que lo cuide mucho, que le de el espacio necesario, la terapia necesaria de socialización porque sí la requiere, a Choco no le gusta pasearse con la correa entonces es todo un proceso por el que hay que pasar”, detalló la animalista.
Si usted desea adoptar a Choco y Remo, favor de ponerse en contacto con Carolina Araiza Sánchez, a la página de Facebook “Fundación Pata de Perro AC”, o bien, marcar al número de la clínica Pet Station, 2 – 12 – 58 – 66.