El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este martes que los ataques estadounidenses contra cárteles del narcotráfico dentro del territorio venezolano comenzarán “muy pronto”, una declaración que eleva la tensión regional tras una operación militar en el Caribe que ha dejado más de 80 muertos desde septiembre.
Durante una reunión con su gabinete en la Casa Blanca, Trump sostuvo que Washington está listo para llevar la ofensiva del mar a tierra firme, al asegurar que las fuerzas estadounidenses conocen “las rutas, las casas y los paraderos” de los narcotraficantes.
“Vamos a acabar con esos hijos de perra”, declaró el mandatario, en una de sus respuestas más directas y agresivas sobre el tema.
“En tierra es mucho más fácil. Sabemos dónde viven los malos. Y vamos a empezar con eso muy pronto”, reiteró.
El presidente también lanzó una advertencia amplia a otros países de la región, al afirmar que cualquiera que produzca o trafique droga hacia Estados Unidos podría ser atacado militarmente. Consultado específicamente por Colombia, uno de los principales productores de cocaína del mundo, Trump respondió: “Cualquiera que lo haga y la venda en nuestro país está sujeto a ser atacado. Colombia tiene fábricas enteras de cocaína… no solo Venezuela”.
Estas declaraciones representan un giro drástico en el tono diplomático tradicional y abren interrogantes sobre posibles acciones militares unilaterales en América Latina.
Las afirmaciones de Trump llegan en medio de la controversia por un segundo ataque contra una supuesta narcolancha durante una operación militar en el Caribe en septiembre. La Casa Blanca defendió la acción este lunes, explicando que fue ordenada por el vicealmirante Frank “Mitch” Bradley, quien actuó “dentro de su autoridad y de la ley”.
Sin embargo, el caso ha generado escrutinio bipartidista, luego de que una investigación de The Washington Post revelara que el entonces secretario de Defensa, Pete Hegseth, habría emitido una orden verbal de “matar a todos” los ocupantes de la embarcación. Expertos legales han advertido que, de haberse ejecutado la muerte de supervivientes del primer ataque, el Ejército estadounidense habría incurrido en un crimen internacional.
Las amenazas de incursiones terrestres en Venezuela abren un escenario sin precedentes: posible confrontación militar directa en Sudamérica, impacto en aliados de Washington como Colombia, reacciones de gobiernos de la región —incluidos países con tensiones previas con Estados Unidos— y mayor presión internacional por posibles violaciones de soberanía.
Por ahora, ningún funcionario estadounidense ha detallado cómo, cuándo o bajo qué marco legal se llevarían a cabo esos ataques.


