Durante una homilía en la parroquia de Santa Ana, el papa León XIV lanzó un enérgico llamado a la comunidad internacional frente a la violencia, la guerra y la indiferencia que —dijo— condenan a pueblos enteros a la miseria.
“Pueblos enteros se ven hoy aplastados por la violencia y, más aún, por una indiferencia desvergonzada que los abandona a un destino de miseria”, lamentó el pontífice, de origen estadounidense y peruano. “Les animo a perseverar con esperanza en un tiempo seriamente amenazado por la guerra”, añadió.
El papa subrayó que la Iglesia no debe permanecer pasiva ante los conflictos globales.
“Ante estos dramas no queremos ser sumisos, sino anunciar con la palabra y con las obras que Jesús es el Salvador del mundo, Aquel que nos libera de todo mal”, dijo.
En su mensaje, León XIV también advirtió sobre los peligros de transformar la riqueza en un instrumento de opresión.
“La Iglesia reza para que los gobernantes de las naciones sean libres de la tentación de utilizar la riqueza contra el hombre, transformándola en armas que destruyen a los pueblos y en monopolios que humillan a los trabajadores”, expresó.
Asimismo, alertó que el apego a los bienes materiales “confunde al corazón y distorsiona el futuro”, recordando que “quien sirve a Dios se libera de la riqueza, pero quien sirve a la riqueza queda esclavizado por ella”.
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El pontífice señaló que la tentación moderna es creer que sin Dios se puede vivir bien, mientras que sin riqueza la vida estaría marcada por la tristeza y las carencias.
“En lugar de pedir ayuda con confianza y compartir con fraternidad, nos sentimos impulsados a calcular, a acumular, volviéndonos sospechosos y desconfiados hacia los demás”, dijo, advirtiendo que esta actitud convierte al prójimo “en un competidor, en un rival o en alguien de quien sacar provecho”.