Hermosillo, Sonora.- Estudiantes de Unison crearon un biodigestor que convierte el excremento de perro en gas; este proyecto es en apoyo a Damaris Acosta rescatista de canes en el Molino de Camou, en Hermosillo.
En compañía de alumnos de la Ingeniería en Ciencias Ambientales del Departamento de Geología, Proyecto Puente arribó hasta el Molino de Camou hacia el hogar de Damaris Acosta, una rescatista que actualmente cuenta con 191 caninos.

Ismael Limón, ingeniero y ex comisario ejidal, observó la problemática de Damaris al no saber dónde depositar el excremento de sus mascotas y al contactar con la Universidad de Sonora (Unison), surgió el proyecto de un biodigestor.
Un biodigestor es un recipiente con residuos orgánicos que puede generar biogás. Romeo Méndez Estrella, profesor investigador del Departamento de Geología señaló que es la primera vez que se intenta realizar esto con heces de perro y a la vez evitar un problema de salud y ambiental.
“La idea surgió de un acercamiento que tuvimos por parte de Damaris y el comisariado Ejidal anterior, que es el ingeniero Ismael Limon y la preocupación era esa de ¿qué hacemos con las heces? para que no sea un problema de salud y ambiental y es como una propuesta de hacerlo”, dijo.
Alrededor de 20 alumnos fueron capacitados del 8 al 10 de octubre del 2024 para conocer sobre este tema y el biodigestor está compuesto por una bolsa de pvc, siendo este un material resistente y que no es rígido. Después se realiza la mezcla de las heces con el agua, para finalmente sacar el biogás por medio de una tubería.

La primera vez se colocaron alrededor de 500 kilogramos entre agua y heces, el cual tardo de dos a tres semanas en producir el material y por el otro extremo sale un líquido que ya pasó por el proceso de descomposición que puede ser utilizado como fertilizante.
El biogás puede tener una capacidad de tres a cuatro horas con flama continua y se espera seguir haciendo pruebas, pues incluso en diciembre Damaris se quedó sin el gas común y utilizó este, donde cocinó una olla de tamales para las fechas decembrina.

Si bien, Unison otorgó parte de los materiales y el taller para este biodigestor, aún falta acondicionar el lugar, como colocar un piso para la temporada de lluvias, impermeabilizar, una malla sombra y un tinaco de 5 mil litros para tener agua, por lo que se pide del apoyo a quienes deseen hacer crecer esta actividad.
“Convocamos a quienes quieran sumarse en cuestión de iniciativa privada o gobierno, nos hace falta cemento para poder echar lo que es el piso, un tinaco de cinco mil litros para poder tener agua y lo que es una estructura para poder poner la sombra, lo que es material tubular o PTR y malla sombra para poder adecuar lo que es el sitio”, comentó.
Se tiene la idea a futuro de volver este biodigestor un área demostrativa y que los alumnos de las siguientes generaciones de dicha carrera le den seguimiento a este proyecto, además se está a la expectativa de volverlo un área de centro demostrativa de ecotecnias, pues con esto buscan aprovechar los recursos al máximo y hacer otros trabajos en el ejido como la captura de agua de lluvia y lombricomposta.
Karen cursa el octavo semestre en ciencias ambientales y destacó que no conocía sobre este tema y fue enriquecedor ver cómo se pueden aprovechar los recursos orgánicos de los animales para un beneficio propio.

“Son iniciativas ecológicas que nos benefician a todos, aquí en la casa de Damaris para que tenga una mayor higiene y que tenga un aprovechamiento en el gas para hacer sus comidas”, expresó la estudiante.
Damaris Acosta expresó su agradecimiento a Unison y al ingeniero Ismael Limon, además de solicitar el apoyo del tinaco, realización de fosas, sombra y muchas croquetas.
“Me siento muy bien, le agradezco mucho a la Universidad de Sonora, que hayan hecho caso, pero también más que nada le agradezco mucho al ingeniero Ismael Limon que el fue el comisario de este pueblo hace un tiempo, que él viendo la problemática que no tenía yo donde tirar la caca, entonces el fue que empezó este movimiento”, expresó.