Por Candelaria González
Dania Osuna Leyva, una joven de 28 años, ha dedicado los últimos ocho años de su vida a embalsamar cuerpos, un trabajo que realiza con gran profesionalismo y dedicación. Desde su primera experiencia con un cuerpo calcinado, que la impresionó y emocionó a la vez, ha cultivado una profunda conexión con su labor.
Licenciada en Criminalística y especializada en Reconstrucción Facial, Dania comparte su experiencia de vida en Ciudad Obregón, donde trabaja para la funeraria Misión. Aunque su familia prefería que estudiara medicina, ella ha encontrado en el embalsamamiento un reto diario que le permite honrar a quienes han partido.
Su Ritual de Preparación
Antes de iniciar el proceso de embalsamamiento, Dania se persigna, reza un Padre Nuestro y enciende un incienso, dedicando su trabajo a Dios.
“Hay cuerpos que manifiestan que no querían morir, en su rostro, como puede ser un choque, el último reflejo y por eso les rezo un Padre Nuestro y al colocarlos en el ataúd, los bendigo y les digo que descansen en paz”, comenta.
Añade que cada Embalsamador tiene sus técnicas y métodos para preparar los cuerpos, según haya sido su muerte por enfermedad o por un hecho violento.
Es por ello la importancia de los detalles en la preparación. Para ella, los pies y las manos son cruciales, ya que reflejan los hábitos de la persona en vida.
También hay cuerpos que le transmiten mucha paz y dice que no se cansa y entre más difuntos prepare para ella es mejor porque duerme más a gusto e incluso se muestra satisfecha cuando una familia le agradece la oportunidad de poder ver a su difunto desde el ataúd.
Experiencias Sobrenaturales
Son pocas las situaciones paranormales que ha vivido Diana al interior de una sala, pero está consciente que los cuerpos pueden emitir sonidos.
“Hay muchas mitologías que dicen que el cuerpo, si se levanta si hace sonidos, el cuerpo puede reaccionar así como nacemos nos reproducimos, también nos desintegramos y vamos teniendo reacciones así son los sonidos posmortem”, Comenta.
Admite que hay ocasiones en las que no tiene una explicación lógica de lo que pasa, como la vez que llegó un cuerpo que aún no lo tocaba pero ya estaba emitiendo sonidos, entonces se persignó para poder avanzar con el trabajo, entonces el cuerpo dejó de producir sonidos.
“Me quité el guante y abrí uno de los videos que me mandaron y eran precisamente la persona que estaba preparando. Continué con mi trabajo, pero empecé a entrar en desesperación fue algo que mi mente no pudo soportar y me desesperé. Me quise quitar los guantes y aventé el teléfono esto me causó mucho impacto, no lo puedo explicar con palabras, la sensación que experimenté, no sé si fue miedo o que el cuerpo pudiera levantarse, fue algo que me torturó mucho”.
Objetivos Futuros
Dania aspira a seguir profesionalizándose en su campo, con el objetivo de poder atender cuerpos en estado avanzado de descomposición y brindar una despedida digna a las familias. Al finalizar su jornada, disfruta de momentos de esparcimiento con sus amigos, lectura y el cariño de sus adorados gatos.
“Yo quiero seguirme actualizando y seguir preparándome para una mejor atención, y mi objetivo es preparar cuerpos que están en estado completo de descomposición y darles esa conformidad a las familias de tener la fortuna de poderse despedir de un familiar”, manifestó.
En cuanto a su jornada concluye, lo único que desea es salir de la Funeraria para poder convivir con sus amigas, irse a una plaza donde hay mucha gente y posteriormente llegar a su casa para aromatizarla y poder leer un buen libro y así disfrutar de la compañía de sus gatitos, Hanna, Copito, el Güeritoy el Mapachito.
Además a través de su trabajo, Dania encuentra una forma de reflexionar sobre la vida y la muerte, convirtiendo su labor en un acto de amor y respeto hacia aquellos que han partido.