Evo Morales, expresidente de Bolivia, se declaró en huelga de hambre como protesta por no ser considerado para ocupar un lugar en las próximas elecciones presidenciales de ese país.
Esta protesta se suma a la obstrucción de vialidades clave en diversas ciudades del país boliviano por parte de sus seguidores, mismas que han desencadenado enfrentamiento con unidades militares.
‘La situación se ha vuelto complicada, y con ello, se hace más difícil lograr una solución que satisfaga a todos’, expresó.
El político busca que las negociaciones de carácter política y económica cuenten con intermediarios internacionales y países amigos a fin de lograr un acercamiento ‘transparente y efectivo’.
Por último, reiteró el llamado a sus seguidores que consideren levantar los bloqueos a fin de evitar la violencia, proteger la economía nacional y atender las necesidades de los bolivianos. Como gesto, ha dicho, de construir puentes y buscar una salida pacífica para todos.
Antes, el presidente Luis Arce denunció ante la comunidad internacional que ‘grupos armados afines’ a Morales tomaron por asalto tres cuarteles del Ejército, ‘reteniendo como rehenes’ a militares y a sus familias.
‘Ellos son de origen popular, y muchos también tienen raíces indígenas originarias, como los policías a quienes estos grupos irregulares están disparando con armas letales y lanzando dinamitas’, dijo Arce en X.
Agregó que ‘la toma de una instalación militar por grupos irregulares en cualquier lugar del mundo es un delito de traición a la patria, una afrenta a la Constitución, a las Fuerzas Armadas y al propio pueblo boliviano, que rechaza de manera contundente los bloqueos criminales de Evo Morales’.
Hace dos semanas, los seguidores de Morales comenzaron a levantar bloqueos en varios puntos de Bolivia, especialmente en Cochabamba, bastión del expresidente, pero también en otras áreas de Potosí, Oruro, o Santa Cruz.
Las protestas, que si bien en un principio estaban motivadas por la crisis económica, han servido para reclamar las aspiraciones políticas de un Morales, que a pesar de no estar habilitado insiste en presentarse a las nuevas elecciones.
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Los enfrentamientos con las autoridades han ido en aumento especialmente esta semana, después de que denunciara un supuesto plan para acabar con la vida de Evo Morales.
Mientras tanto, Morales tiene varias causas judiciales abiertas. A las denuncias por los destrozos que se originaron durante la gran movilización que encabezó en septiembre, se ha sumado recientemente por los ataques a la Policía y sobre todo la de supuesto abuso de menores y trata de personas por una relación que tuvo con una menor de 16 años cuando era presidente, y de la que nació una niña.