Las personas jóvenes son más vulnerables a los efectos dañinos del colesterol y de la tensión arterial elevada, dos factores que favorecen el desarrollo de la aterosclerosis, que se produce cuando se acumulan grasa y otras sustancias en las paredes de las arterias.
Lo ha comprobado un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y sus conclusiones se publican hoy en la revista Journal of the American College of Cardiology.
Los investigadores han comprobado que los jóvenes son más vulnerables a los efectos perjudiciales de esos dos factores (el colesterol y la tensión arterial alta) y han subrayado por ello la necesidad de que el control de los indicadores de riesgo comience en edades más tempranas, para lo que sería necesario -han apuntado- “cambiar las estrategias de prevención primaria”.
La cardióloga Guiomar Mendieta, primera firmante del trabajo, ha subrayado, entre los hallazgos más importantes de esta investigación, que la aterosclerosis, que se había considerado hasta ahora un fenómeno progresivo irreversible, “puede desaparecer si se controlan los factores de riesgo de forma temprana”.
El estudio ha sido coliderado por el director del CNIC y del Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Medical Center de Nueva York, Valentín Fuster; y por el director científico de CNIC y cardiólogo en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, Borja Ibáñez.
La aterosclerosis subclínica progresa a menudo en personas de mediana edad, especialmente cuando los niveles de colesterol y la tensión arterial están elevados, pero también cuando ese aumento es ligero o moderado, ha subrayado el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares.
Los investigadores han incidido en que tanto la comunidad médica como la sociedad deberían ser conscientes de que la aterosclerosis es una enfermedad que puede detener su progresión si se gestionan de manera “agresiva” los factores de riesgo desde una edad temprana.
Por ello, Valentín Fuster ha destacado que “un cribado de la aterosclerosis subclínica desde temprana edad, así como el control agresivo de los factores de riesgo, podría ayudar a aliviar la carga global de enfermedades cardiovasculares”.
Existen pocos estudios en el mundo que evalúen la presencia de aterosclerosis silente, es decir en personas totalmente asintomáticas, en personas jóvenes o de edad media aparentemente sanas y sobre cómo esta enfermedad progresa a lo largo de la vida, ha señalado el CNIC.
El trabajo se enmarca en el proyecto PESA-CNIC-Santander (Progression of Early Subclinical Atherosclerosis) que se inició en el año 2009 y es fruto de la colaboración entre el CNIC y el Banco de Santander.
Más de 4 mil personas voluntarias de esta entidad en Madrid, de edad media y aparentemente sanas, participan en un estudio de imagen no invasiva exhaustivo cada tres años de varios territorios arteriales (carótidas, femorales, coronarias y aorta); y además se recogen muestras de sangre para realizar estudios avanzados de medicina genómica o proteómica.
“El estudio PESA ya ha contribuido de manera muy importante al conocimiento de la enfermedad cardiovascular y es considerado el más avanzado en este campo”, ha asegurado Valentín Fuster, ya que tiene implicaciones muy importantes en el campo de la prevención cardiovascular y en el de la medicina personalizada.
En relación a la prevención, este estudio muestra que el control de los factores de riesgo (principalmente colesterol y tensión arterial) debería de iniciarse en edades muy tempranas, cuando las arterias son más vulnerables a los efectos dañinos.
Borja Ibáñez ha explicado a EFE que esos cribados deberían empezar a los 20 o 25 años, y comenzar a hacer analíticas para el colesterol y controlar la tensión y los niveles de glucemia, pero ha reconocido que a esas edades “no es habitual” que las personas estén en centros de salud u hospitales, por lo que sería muy importante incorporar a los servicios de prevención de riesgos laborales de las empresas en esos cribados.
“A lo que nosotros nos referimos cuando decimos un manejo agresivo de los factores de riesgo es a tener los niveles de colesterol lo más bajos posibles”, ha precisado el investigador, y ha insistido en que la forma de bajarlo puede ser con hábitos de vida saludables, dietas o ejercicio físico y, si eso no es suficiente, con un tratamiento farmacológico.
Los investigadores han comprobado que la aterosclerosis puede llegar a desaparecer por completo controlando esos factores.
“Y en los casos en que no seamos suficientemente precoces como para poder de hacer desaparecer la enfermedad, estamos convencidos, aunque tenemos que demostrarlo, de que el manejo agresivo de estos factores de riesgo puede reducir prácticamente la totalidad de la progresión y evitar que esas placas sigan creciendo y vayan a provocar complicaciones (infarto o ictus) en el futuro”.
Con información de EFE.