Hermosillo, Sonora.- “Cuando a mi papá le dijeron que tenía cáncer, me dijo: ‘yo ya me voy a morir y me voy muy feliz. Tú y yo fuimos grandes amigos, y el favor que te voy a pedir es que no te quedes triste'”, relató Javier Monge, amante de los caballos que heredó esta pasión de su papá, Juan Carlos Monge.
Por la carretera 26, al surponiente de Hermosillo, está ‘Manada Equina‘, una escuela donde Javier, de 57 años, junto a un grupo de jóvenes, entrenan caballos, les enseñan a socializar, correr y brinda terapia a niños con autismo.
Son originarios de La Iglesia, un pequeño pueblo de Sahuaripa, cercano a la sierra que colinda con Chihuahua.
Javier Monge asegura que estudió la carrera técnica agropecuaria.
“Fuimos nueve hijos y yo era el más apegado a mi papá, siempre quise ser como él. Soy el séptimo hijo y dicen en la brujería que, si el papá es brujo, al séptimo hijo le hereda la brujería, entonces él me heredó a mí la pasión por los caballos”.
“Él era muy apasionado por los caballos. Desde que nací he convivido con caballos”.
“Mi papá fue uno de los mejores vaqueros de la sierra, era un gran caballista, sus caballos eran los mejores de todo el distrito de Sahuaripa. Él tenía un talento que no sabía ni cómo explicarlo”, reiteró Javier.
Relata que esta actividad con los caballos también lo comparte con sus hijos e hija.
Su hija, la más grande de tres, participó por muchos años en carreras de barriles; el mediano es psicólogo y apoya a Javier en la psicología aplicada al caballo; el más chico es veterinario y trabaja en Ohio, Estados Unidos.
De los equinos de la familia Monge, de momento, están Sigrid, María Magdalena, Caramelo, Ari, y un semental de 8 años llamado Charly, en honor a Carlos, papá de Javier.
Además de tener la escuela para caballos, las terapias asistidas con equinos a menores de edad con autismo son gratuitas para personas de bajos recursos y brinda facilidades de pago.
Javier y su familia también rescatan a los perritos que llegan a Manada Equina y los llevan al veterinario.
Resguardan a caballos y yeguas en situación de maltrato e interponen demanda; hasta el momento han logrado que dos personas sean encarceladas por abuso y maltrato animal.
Javier expresó estar feliz y agradecido por todas las cosas buenas que le han sucedido, por lo que trata de compartir un poco de lo mucho que ha recibido, tal como se lo enseñó su papá desde que era niño.